Cuando era joven, si me
hablaban de algo de hacía veinte años es que ni escuchaba. El pasado era en
blanco y negro y yo lo sentía tan diferente a mi realidad presente que ni me paraba a imaginarlo. Las historias de mi madre no eran tan remotas pero a mí me
sonaban al pleistoceno en unos años en los que “lo moderno” se imponía en forma
de plásticos y tejidos de nailon. Después creces y las décadas se acortan y
descubres que los antiguos no lo son tanto y que los seres humanos de todas las
épocas nos parecemos. Es más, compruebas que a lo largo de los tiempos se
repiten en modo cíclico situaciones si no idénticas sí muy similares.
Así lo hemos visto estos
días al volver los ojos a la famosa “Gripe española” de 1918. Ocurrió hace casi un
siglo pero la hemeroteca ha guardado fotografías con hospitales de
campaña, enfermeras con mascarillas, morgues abarrotadas y noticias sobre
ciudadanos asustados y confinados en sus casas. Vaya, te dices, esto me suena,
lo de ahora no es nuevo. Por una parte, te consuela saber que la humanidad superó aquella pandemia, por otra te conmueven
los errores que entonces se cometieron y, sobre todo, los más de 40 millones de víctimas.
En este tipo de pensamientos
me sumerjo hoy al leer una curiosa noticia
en El País que rememora otra vieja epidemia, esta vez de Cólera, en el Madrid
de 1885. Entonces también hubo restricciones a la circulación de las personas,
y manifestaciones de comerciantes que no aceptaban las decisiones gubernamentales,
que fueron tachadas por el diario El siglo futuro de “terrorismo epidémico” (otro término para la colección). Esto,
leído hace cuatro meses no nos hubiera dicho nada, hubiéramos pensado que se
trataba de una batallita de los viejos tiempos. Hoy es plena actualidad y demuestra
que no estaría de más que la historia se revisara de vez en cuando tratando así
de evitar repetir tragedias.
Otro de los errores que
menciona esta noticia me ha sorprendido. Y es el que cometió la comunidad científica ignorando las investigaciones sobre vacunas de Santiago Ramón y Cajal al publicar
éste sus investigaciones en español. Nadie
en el mundo científico internacional las entendió ni las tuvo en cuenta. Otros
investigadores, en inglés y con conclusiones parecidas, sí lograron repercusión.
Qué pena me da este país en la esquina de Europa, casi siempre en el furgón de
cola de las vanguardias y a la cabeza de las miserias.
Me preocupa la actitud
post Fase 1. Parece como si haciéndose eco de aquellos madrileños que pasaban
del cólera, los madrileños de ahora hubieran decidido que total no ha pasado nada y que lo
mejor es llenar las terrazas de alegría y bullicio. No he
visto prudencia alguna. Salvo por las mascarillas (situadas en
las frentes, recogidas en el cuello,
utilizadas como molinillos… ) todo parece normal ¿Estamos tontos o es que no
hemos aprendido nada en 70 días?
Hoy en España: 236.259 total diagnosticados, 27.117 muertos*, 150.376
curados
*Otro cambio en los criterios para contabilizar las víctimas.
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