Cada día pasan cosas que prefiero ignorar; me
malhumoran, me avergüenzan o me desconciertan. Pero en estas crónicas me he
propuesto hablar de casi todo, para que más de 60 días en casa no pasen en
balde; para que dentro de algún tiempo pueda (si me atrevo) releerlas y
recordar, más o menos, los estados de ánimo, las sensaciones y los hechos que van evolucionando y sucediéndose
de forma casi imperceptible -porque todos los días parecen lo mismo- pero al
mismo tiempo de forma implacable -porque estos días no van a volver.
Desde hace ya algunas semanas, mientras los aplausos a los sanitarios se van apagando,
escuchamos elevarse el ruido de las cacerolas. Muchos ciudadanos están enfadados
y culpan al Gobierno de Pedro Sánchez de secuestro. Se consideran arrestados en sus domicilios y claman ¡LIBERTAD!.
Un incidente en la Calle Núñez de Balboa, barrio de Salamanca, Madrid (pura
zona “nacional”) ha cristalizado las energías de la extrema derecha para permitirse saltarse “a la
torera” la distancia social. Al parecer, la noche del domingo 10 de mayo un
grupo de jóvenes del barrio se concentraba en el número 56 de dicha calle con
la música a tope. Llegó un furgón policial y procedió a disolverlos. La fiesta
coincidía con la cacerolada, creo que impulsada por Vox, que llevaba ya días
atronando algunas calles.
Los vecinos del barrio, siempre tan rebeldes, decidieron
que ya estaba bien, que ellos se manifestaban, protestaban y hacían lo que les daba la gana, hasta contagiarse del Covid, si fuera necesario. Se trataba de ser LIBRES contra el Gobierno “podemita”.
Aunque le cueste la vida, a ellos o a sus convecinos. Animan sus protestas con
el himno nacional o El novio de la muerte; las colorean con mascarillas rojigualdas y
banderas con el torito y el águila. Y entretienen a la concurrencia destrozando
con sus palos de golf las señales urbanas. Entre los mayores, algunos cansados
de golpear la cacerola, bajan con el personal de servicio para que mientras
ellos comparten momento con sus ilustres vecinos, las mucamas golpeen con buen ritmo los cacharros.
Estos ciudadanos madrileños me avergüenzan, me
obligan a decir bajito que soy de Madrid cuando viajo por España, porque para
ellos solo hay una verdad, la suya, una patria y una religión únicas. Son casposos,
odian a los “rojos” y se consideran, curiosamente
solo algunos lo son, herederos de los ganadores.
Es para hacérnoslo mirar, que cada vez haya más jóvenes con gomina, perrito y banderita, que ni siquiera
son del barrio pero quieren serlo.
Como muestra, dos frases,
recogidas por EL PAIS en una noticia del 14 de mayo “Vengo aquí porque estoy
hasta las narices. Están haciendo un país de vagos. Y ahora me lo quieren
quitar todo”; “Estamos en un sistema dictatorial y sé bien de lo que
hablo. Se está aplicando un decreto de alarma que nos prohíbe la libertad”.
https://elpais.com/espana/madrid/2020-05-14/la-revolucion-del-1-en-la-calle-nunez-de-balboa-el-gobierno-no-hace-nada-y-pago-mis-impuestos.html
Mientras,
en nombre de la libertad, el respeto por este desgraciado país, (esa patria que tanto dicen que aman ) ...
NI ESTÁ, NI SE LE ESPERA.
Aquí van pensamientos, reflexiones, ideas sugeridas por el mundo que me rodea .... para compartir [LauraCA]
domingo, 17 de mayo de 2020
Crónica Núñez de Balboa. 17 de mayo
Hoy en España: 231.350 total diagnosticados, 27.650
muertos, 149.576 curados
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