Portada del Volumen 1 Autorretratos. |
Mi amigo J. envía hoy en un chat un par de videos de Aute y una carita con una lágrima. Lo miro sin abrir los enlaces y le escribo tan contenta ¡Qué conexión J.! , ando yo estos día escuchando a Aute, disfrutando con su música, concretamente con La Belleza. Quince minutos más tarde escucho en la radio que Aute ha fallecido. Me quedo paralizada y, al mismo tiempo saboreo otro de esos acoplamientos de planetas y estrellas que tanto me hacen cavilar. Había estado disfrutando estos días de sus viejas canciones, sabiendo que estaba malito y preguntándome si tendríamos oportunidad de volver a verle en público; si viviría consciente de la surrealista situación que atravesamos.
La noticia de su fallecimiento y la manera como la he conocido me ha llevado a recordar una experiencia algo similar que experimenté en enero de 2016, cuando nos
dejó David Bowie. El viernes 8 de enero de aquel año, viajando en el coche con
R. escuchábamos el álbum Blackstar, su lanzamiento coincidía ese día con su 69 cumpleaños. ¡Qué bueno! Bowie siempre original, sigue en forma!, fueron
nuestros comentarios.
El lunes siguiente, camino de la oficina, escucho en la radio las nuevas
canciones y pienso, “ya está triunfando Blackstar”. La música cesa y el locutor
anuncia que David Bowie ha fallecido.
Será una tontería pero el hecho de haber
pensado en Bowie, en Aute, de haber gozado de su música apenas unos momentos antes
de que se fueran …. me conmocionó entonces y me emociona ahora.
Y pensando en ambos veo con claridad su
denominador común: eran dos tipos elegantes, muy elegantes.
Bowie era glamour, vanguardia, travestismo, talento, elegancia pop y belleza andrógina. Se fue como un señor hacia la negra estrella que el mismo se había reservado en el firmamento. ¡Cómo disfruté una exposición dedicada a su obra y sus atrezos al año siguiente!.
Aute no era glamour, pero sí un creador polifacético, sincero, explícito, sin altibajos. Veo en su honor un programa de tv con uno de sus conciertos en un bello y caluroso patio de Córdoba. Mientras en las butacas se abanicaban y secaban las frentes de sudor, Aute, desde su taburete, transmitía amor por lo que hacía. Le percibí más elegante que nunca, en su camisa blanca y desabrochada. Decía que cada vez entendía menos sus canciones pero que, quizá por eso, cada vez le gustaban más.
Bowie era glamour, vanguardia, travestismo, talento, elegancia pop y belleza andrógina. Se fue como un señor hacia la negra estrella que el mismo se había reservado en el firmamento. ¡Cómo disfruté una exposición dedicada a su obra y sus atrezos al año siguiente!.
Aute no era glamour, pero sí un creador polifacético, sincero, explícito, sin altibajos. Veo en su honor un programa de tv con uno de sus conciertos en un bello y caluroso patio de Córdoba. Mientras en las butacas se abanicaban y secaban las frentes de sudor, Aute, desde su taburete, transmitía amor por lo que hacía. Le percibí más elegante que nunca, en su camisa blanca y desabrochada. Decía que cada vez entendía menos sus canciones pero que, quizá por eso, cada vez le gustaban más.
¡Buen viaje amigo!
Esta crónica está escrita mañana, pero es de hoy, 4 de abril, mientras escucho el álbum de Luis Eduardo Aute: Autorretratos.Hoy (5 abril) en España: 130.759 contagiados, 12.418 muertos, 38.080 curados
Hoy (4 abril) en España: 124.736 contagiados, 11.744 muertos, 34.213 curados
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