Lo dijo Manuel Vicent en una inolvidable columna hace ya algunos años: de niños hacemos la mayoría de las cosas sabiendo, consciente o inconscientemente,
que nuestra madre está detrás. Para regañarnos, si nos comemos varias chocolatinas a la vez;
para rescatarnos, si nos lanzamos a la piscina
sin flotador y, sobre todo, para
aplaudirnos, cada vez que avanzamos o tropezamos
en el viaje de iniciación a la vida.
Nacemos inmaduros,
incapaces de sobrevivir sin los cuidados de nuestros progenitores u otros adultos.
Aprendemos practicando y equivocándonos. Crecemos, cuando nos atrevemos a realizar cualquier pequeña nueva hazaña. Es entonces
cuando volvemos la cabeza y decimos: “¡Mamá, mira!. ¡Mira cómo me tiro del tobogán! ¡Mira cómo salto a
la cuerda! ¡Me he atado los cordones de
los zapatos!, ¡Ya se nadar!
Desde aquella columna de Vicent, he observado, y me
encanta hacerlo, lo importante que son los espectadores a lo largo de nuestras vidas. Porque ellos contemplan y reaccionan ante nuestras acciones; las que
consideramos merecedoras de un aplauso a nuestros esfuerzos y, sobre todo, aquellas que creemos dignas de admiración. Podría
ser que nuestra madre ya no nos esté mirando, pero seguimos necesitando volver
la cabeza y encontrar un gesto de aprobación en una cara amiga.
Pienso en esto al observar el ahínco con el que nos hemos lanzado a compartir telemáticamente nuestras experiencias de
cuarentena. Hasta yo me grabé unos segundos bailando en mi cocina. Fue con la
canción “No hay miedo” de León Benavente; era uno de los primeros días en casa, me
salió de forma espontánea y me apeteció compartirlo con amigos.
Las redes se han llenado de música, charlas, consejos saludables,
recetas de cocina, demos de habilidades y bromas. Pienso, sobre todo, en los videos de la gente “normal”, nada de influencers, convertida en guionistas, productores, directores y actores. Se lo curran con mejores o peores resultados y después comparten. Algunos videos tienen repercusión viral y entonces es como cuando mamá
aplaudía nuestros primeros pasos. Tan felices que éramos. Porque, en realidad,
seguimos siendo un poco niños. No cambian tanto ciertas cosas. ¡Mamá, mira!
Hoy en España: 219.764 contagiados, 22.524 muertos, 92.355 curados
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