Y ahora que empezamos a tener cierta
perspectiva de este parón planetario empiezan a chirriar algunas cosas. Por ejemplo, yo ahora no acataría
como normal que durante un mes se haya estado permitiendo a los dueños de los perros salir a
pasear mientras se prohibía salir a niños, adolescentes o ancianos. En mi opinión,
el desconfinamiento debería afectar a todos si se toman, y puede hacerse, ciertas precauciones. Quizá ahora también pediría explicaciones por cierta
información desajustada a la realidad y por la desinformación respecto al motivo
principal por el que nos han confinado. Porque empiezo a entender que la enfermedad
causada por el Covid es peligrosa y fatal en muchos casos, pero es aún más
terrible el fracaso de este país que se ha quedado al descubierto, sin medios y
sin estrategia, dejando en primera línea
a sanitarios, ejercito, policías, transportistas y tenderos. El resto nos hemos
quedado voluntariamente al margen. Y
ahora, cinco semanas después, no me convence.
Nos hemos entretenido estos días ordenando un
poco nuestras aceleradas existencias. Hemos arreglado los armarios, descubierto
las quedadas on line, las habilidades musicales de nuestros vecinos y hasta las
mejores recetas de pan casero. Mientras, el planeta rugía. ¿Y nosotros? lavándonos
las manos, en casa. Demasiado cómodo para ser una heroicidad…
Hoy en España: 195.944 contagiados, 20.453 muertos, 77.357
curados
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