Otro palabro que añado a la lista de esta temporada
enlatada: rencor social. Creo que ya lo había intuido y comentado con otras
palabras en alguna crónica anterior. Ahora lo leo en un artículo muy
entretenido de Iñigo Domínguez en El
País [https://elpais.com/sociedad/2020-04-26/padres-disuelvanse.html]
cuando hace referencia a los oscuros sentimientos que en algunos provoca la continua
exhibición online de los hogares donde transcurren los confinamientos. Al
parecer, el odio social lo avivan quienes obedecen el #quedate en casa desde
el jardín, las vistas al mar de su apartamento
o una
pequeña y soleada terraza. El odio social también lo incitan desde ayer los padres
que graban y difunden un video de sus niños en patinete, por no hablar de los
ya cansinos dueños de perros. ¡Así cualquiera!, pensamos los mirones, al
tiempo que husmeamos en los salones de quienes
“se lo montan”. A veces, hasta
juzgamos su gusto decorativo. El otro día me reía con mis amigas al ver las
cortinas “de cuarto de estar inglés” que enmarcaban la actuación, soberbia
por cierto, de Mick Jagger en una contribución solidaria de The Rolling Stones.
En
fin, pequeñas e inevitables miserias humanas. El experimento del confinamiento pone
de manifiesto, y subraya, lo que sabemos de sobra: no hay, ni habrá, denominador
común. En nuestra vida “anterior” tampoco, pero al
menos se nos permitía interactuar sin enseñar las cortinas. Porque la casa era nuestro refugio y salvo youtubers
e influencers, no estábamos habituados a abrirlo como si tal cosa, en zapatillas
y a gente extraña.
Salir a la calle tenía sus riesgos, pero a la vez nos daba
herramientas para ser nosotros mismos, sin necesidad de mostrar el escenario de nuestro salón. La ciudad nació para acoger,
proteger, unificar, distribuir, comunicar, intercambiar e incluso homogeneizar. También para
disfrutar del anonimato … y la echamos mucho de menos. Lo que empezamos a echar de más son las actitudes cotillas y envidiosas que tanto
trastocan la convivencia. Que salga quién pueda y cómo quiera pero, por favor, que cada uno haga lo mejor con aquello que
tiene. Y, ante todo, respeto.
Hoy en España: 238.140 contagiados, 23.521 muertos, 100.085 curados
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