Según el DRAE:
1. f. Capacidad de adaptación de un ser vivo
frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
2. f. Capacidad de un material, mecanismo o
sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la
que había estado sometido.
Creo que hasta ahora yo nunca había pronunciado “resiliencia”.
Me chocó que Michelle Obama la utilizara a menudo
en sus memorias, tanto para definirse a
sí misma como al grupo social de afroamericanos en EEUU. Aprendí con ella que calificar
a alguien como resiliente era positivo pues destacaba la capacidad de ciertas
personas para sobreponerse a las adversidades y dar lo mejor de uno mismo.
Con el recién estrenado concepto de resiliencia en
mi retina, el titular “La paradoja
griega: cómo el país que lo tenía todo en contra ha logrado contener el covid”
(El Confidencial, 23/04/2020) llama mi atención. Resulta que Grecia, el hermano pobre
y desastrado de la UE, está demostrando que no hace falta ser una gran potencia
económica como Alemania para librar con éxito la batalla contra el Covid-19. El
Gobierno griego estuvo atento a sus vecinos y en cuanto vio sus barbas cortar ... tomó rápidamente serias medidas de distanciamiento e informó a la población. Los ciudadanos reaccionaron con obediencia; también estuvo a la altura el partido en la oposición, con Alexis Tsipras a la cabeza, que asumió desde el principio una
postura de apoyo sin ahorrar, incluso, elogios en público a la gestión de sus rivales.
¿Cómo
es posible? ¿No es Grecia otro de los descuidados y derrochadores países del sur
que tan mal se portan? En España estamos tristemente acostumbrados a ser uno de
los farolillos rojos de la UE, pero también a tener compañeros de viaje, como Grecia, con
quienes compartir los malos resultados en los rankings. Pero esta vez no, España ha pasado a los puestos de cabeza del
horror pero Grecia no está a nuestro lado.
Dicen
que la receta griega no ha sido ni la coreana ni la alemana. Grecia nunca hubiera podido aplicar una estrategia desde la
solidez económica y tecnológica de Alemania
o Corea del Sur. Conocedor de sus debilidades, entre ellas la fragilidad de su
sistema sanitario, el Gobierno reaccionó pronto sacando lo máximo de lo poco con lo que contaba.
Se lo explicó a los ciudadanos y estos lo entendieron, actuando con dos
valores tan intangibles como en esta ocasión eficaces: disciplina y resiliencia.
La
primera era imprescindible, pues se trataba de acatar medidas durísimas cuando el peligro era
sólo un fantasma (visitaba a China y algo a Italia, pero aún no le habían visto
la cara en Grecia). La segunda, la
resiliencia, una cualidad recién y
dolorosamente adquirida, pues alude a la capacidad que han demostrado los
griegos para rehacerse tras la crisis económica que casi se los lleva por
delante hace diez años.
Deben
sentirse medio bien ahora en Grecia. Su resiliencia es sin duda una buena lección
para los que desde el otro lado del mediterráneo contemplamos como está fallando nuestro sistema. Para los griegos esto va de epopeya. Para nosotros de opereta.
Pena.
Hoy en España: 212.917
total diagnosticados*, 24.275 muertos, 108.947
curados
Hoy en Grecia: 2.566 diagnosticados, 138 muertos, 577 curados
*Han cambiado los recuentos de contagiados y ahora se basan en
los confirmados por test PCR.
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