Aquí van pensamientos, reflexiones, ideas sugeridas por el mundo que me rodea .... para compartir [LauraCA]



martes, 30 de junio de 2020

Reencuentro con El Prado. Empacho de belleza. 29 de junio.


Qué gran iniciativa la del Museo del Prado al reunir lo mejor de la casa en las salas principales  e invitarnos a visitarla. Sin prisas, sin aglomeraciones, conscientes de que esta excepcionalidad es consecuencia de un hecho sin precedentes: la alarma y el encierro provocados por el virus Corona.

Ayer fue  mi reencuentro con este Museo que amo y que conozco menos de lo que me gustaría pero con el que, poco a poco, sin pausa, voy estrechando afectos. Cada vez son más mis cuadros favoritos. En concreto, cada vez son más mis pequeños detalles favoritos, esos que no ves a primera vista porque estás fascinado por una pose regia, un milagro o un desnudo y que, sin embargo, suelen encarnar los guiños de los autores, dueños y señores de sus lienzos, que se divierten cumpliendo con sus mecenas a la vez que, de rondón, les cuelan un auto retrato o una  crítica sutil.


De la vista de ayer, que sin duda repetiré, me quedo con esa búsqueda de los detalles que compartí con P y E. La primera, entusiasta del museo, como yo. La segunda, en fase iniciática de este edificio albergador de tanta belleza y tanta historia. Creo que el detonante fue que antes de iniciar el recorrido, nos detuvimos ante el cartel de la exposición en el que se habían recortado, sobre la fachada del edificio de  El Prado, unos cuantos detalles de los cuadros más famosos. No era difícil reconocer la alusión a las Meninas o a Carlos V a caballo, pero había también limones, flores, querubines y otros enfoques que despertaron nuestra curiosidad.

Después, fue extraordinario irlos encontrando, tan campantes, en esquinas y fondos de grandes obras. Destacaré el perro de “El Lavatorio” de Tintoretto, porque nos descubrió un suelo que pondríamos en casa, si viviéramos en Venecia, claro; también al bello y frío Cardenal de Rafael, que a punto estuvo de salir a convertirnos; o al bello Durero en su autorretrato, a quien seguramente aplica la canción de Carly Simon “Eres tan creído” (You are So Vain); los diferentes tonos de negro en los trajes de algunos personajes de  Velázquez, que igual son los precedentes de la “España negra” que tanto nos gustaría olvidar; los fondos de El Greco, cuya dramática religiosidad casi nos espanta, porque es tormentosa, y sin embargo, imanta con colores verdes, rojos y azules que se rebelan casi alegres entre los grises del drama y el pecado.

Y esa composición barroca,  donde todo es movimiento y pasión, con Hipómenes y Atalanta, de Guido Reni,  compitiendo. Y los infinitos azules, desde el de El Paso de la Laguna Estigia, de Patinir, a los del manto de la virgen en los cuadros Tiziano y  en la Anunciación de Fray Angélico. También los limones en los bodegones de Juan Sánchez Cotán o las delicadas y hermosas  flores de Clara Peeters.

Una verdadera delicia (aunque sin el Jardín de las Delicias; vimos otros cuadros de El Bosco, pero yo no vi el Jardín)  que pienso regalarme, de nuevo, en breve, pues me faltó disfrutar de Goya y muchos más.


viernes, 26 de junio de 2020

Tras la alarma ¿la calma?. Escribir

Me he dado vacaciones esta semana. Pero resulta que esto de escribir crea cierta adicción. Lo intuía, pero nunca pensé que fuera tan evidente, que se pudiera necesitar. Ahora, leo un artículo de opinión y se me ocurre (¡qué creída!) que podría escribir algo parecido, que no es tan complicado encontrar palabras para adornar y ordenar nuestras ocurrencias. Parecería,  más bien,  cuestión de compromiso con el papel en blanco. Yo lo he tenido conmigo misma y con este blog durante el Estado de Alarma, buscando, casi cada día, un motivo o una excusa para sentarme, concentrarme y esforzarme en escribir. Y esta tarea  ha resultado ser mucho más gratificante que muchas de las efímeras actividades que obligada y voluntariamente ejercemos cada día.

Cuando allá por el mes de marzo recuperé este blog -inaugurado  a escondidas hacía diez años-  me sorprendió el “extrañamiento” hacia las palabras escritas. Me refiero a la sorpresa de leer un párrafo que expresa un sentimiento o rememora un hecho que ya ni recuerdas, y que apenas es tuyo porque tu cabeza ya no lo tiene registrado. Releídas un tiempo después, solo son palabras que te gustan, o no, pero que las podría haber escrito “otra”.

Otra sensación curiosa, derivada de estos escritos está relacionada con el pudor. No es lo mismo escribir un diario íntimo que dejar abierto el cuaderno. Como este blog es público, me siendo de alguna forma comprometida con ciertas reglas autoimpuestas: discreción (no se trata de exhibir);  moderación (no me gustaría ofender); excelencia (aspiración y empeño en escribir bien, sin erratas al menos); interés (en busca de algo que aportar) y cierto humor (no soy de chistes, pero me gusta jugar). Apetece seguir.


lunes, 22 de junio de 2020

Y Crónica resumen de inquietudes, hechos y distracciones de 14 semanas. 22 de junio 2020

El Estado de Alarma ha durado toda la primavera de este año 2020. Un  año con cifra redonda que ha resultado estar lleno de inimaginables aristas ¡Y estamos sólo a la mitad!

He dedicado parte de mi tiempo en confinamiento a recoger en este blog mis preocupaciones, mis observaciones y algunos de los  hechos que se han ido sucediendo a lo largo de estas 14 intensas semanas.

Si no calculo mal, han sido 100 días “alarmados”. En 77 de ellos he escrito y pensado sobre muchas cosas. Me he obsesionado, repetido, contradicho e incluso sorprendido con la evolución mis reflexiones. También he disfrutado mucho.

Este es un resumen que va desde la entrada más antigua, allá por marzo, hasta el 17 de junio:

1-        Estar en casa “por decreto”. La estupefacción. El teletrabajo y la incontinencia de las bromas y memes en los grupos de WhatsApp.

2-        Los reajustes en casa, en la comunicación con amigos y vecinos. Las primeras salidas (sin mascarilla y con guantes de fregar).

3-   Quedadas en el descansillo. Miedo, excitación, inquietud. Nuevas maneras de relacionarnos. El vocabulario asociado a la  pandemia

4-        La obligada distancia social.

5-        Los aplausos a los sanitarios. Todos, a las 20:00h.

6-        La nueva comunicación virtual y algunas salidas de tono. Ruido en las redes.

7-        Las recetas milagro para curar el Covid. Los bulos.

8-        Asumiendo la situación. Consolidando rutinas

9-        Las bromas que nos unen y las ideas que esconden.

10-      Los estados de ánimo. Los bajones y los destellos.

11-      Noticias que preocupan y algunas que entretienen.

12-      Instantes helados. Malas noticias entre bellos detalles.

13-      Dudas, inquietudes sobre el futuro. ¿Volver para ser otros?

14-      Entrando en otras casas (desde la pantalla).

15-      Las mujeres (Fortunata).

16-      Y las mujeres (Jacinta).

Ya en abril:

17-      Lo que leo, veo, escucho. Sorrentino y algunos más.

18-      Buscando la belleza ante la fealdad que crece.

19-      Compartiendo intimidades desiguales y recordando Blade Runner.

20-      Contradicciones del aislamiento. Autosuficiencia.

21-      Los elegantes. Aute y Bowie.

22-      Los que no aportan, pero estorban.

23-      Ausencia y mala suerte. Le tocó.

24-      Ciertos comentarios envidiosillos.

25-      La Semana Santa sin vacaciones. En casa.

26-      Cada vez más fácil en casa y más difícil fuera.

27-      Apartando malos rollos, en favor de buenas vibraciones.

28-      El virus y el marketing.

29-      La llegada de los que “rompen la baraja”.

30-      Auto subidón. En rojo.

31-      La naturaleza.

32-      Aceptando el encierro, por miedo. Servidumbre voluntaria.

33-      Oficios. Personas en paro.

34-      La trinchera. Ventajas y peros.

35-      Repasando pasado reciente con Michelle Obama.

36-      Cumpliendo una cuarentena “real”.

37-      Necesitamos que nos vean y nos aprecien.

38-      Una ciudad sin ciudadanos. Madrid.

39-      El rencor social. Vocabulario.

40-      Nos vamos preparando para salir.

41-      Lecciones desde Grecia. Resiliencia y más vocabulario.

42-      Más de Sorrentino. Seguimos leyendo, escuchando, mirando.

En mayo:

43-      Día del trabajo. El que se va y el que se convierte en teletrabajo.

44-      Primeras salidas “por turnos”. Cambios en los armarios.

45-      Películas que dejan huella. The Rider.

46-      Momentos de optimismo. Corazonadas.

47-      Más reflexiones sobre el trabajo y lo que aporta.

48-      Los hogares que nos acogen.

49-      Más miradas a mujeres que han dejado huella. Admiración hacia algunas pioneras.

50-      Los viejos, los ancianos, el drama.

51-      Las peluquerías, nuestras canas protagonizan las primeras salidas.

52-      Vernos en digital o en  analógico. Quedadas en zoom.

53-      Mentiras, chorradas  y otros disparates que acaparan las redes.

54-   Lo que esperamos o no de la evolución de los sapiens. ¿Evolucionamos para ser felices?

55-      Un repaso al “pichi” de San Isidro.

56-  Ciudadanos que piden Libertad desde descapotables. Llegó la crispación y el enfrentamiento.

57-      La graduación enlatada de los bailarines de la escuela Juilliard.

58-      El tiempo pasando y cierto aburrimiento.

59-      Y a pesar de todo, la vida sigue y habrá bodas.

60-      Orden en casa. Recuerdos, trastos y melancolía.

61-      Graduación y celebración en diferido. Otra ilusión aplazada.

62-      El paso a la Fase 1. El principio del fin. El descansillo descansa.

63-      Mirando situaciones parecidas en tiempos pasados. Nota de Ramón y Cajal.

64-      Disfrutando la osadía de Mary McCarthy  en su novela The Company She Keeps.

65-      Preguntas y pocas respuestas en la OMS.

66-      Admirando el Sisu finlandés porque aquí seguimos dándonos malos ejemplos todos.

67-      Homenaje a nuestros  entrenadores  on line.

Y por fin, en junio.

68-      Los primeros reencuentros. Lo que echaremos de menos.

69-      Y en medio de la pandemia, el racismo que no cesa.

70-      El vértigo de las listas o lo que estas pueden ordenar.

71-      Y pasamos a Fase 2. Empiezan a aflojar  las normas.

72-      El síndrome de la cabaña que inquieta pero no es grave.

73-      Los que no están ya. Los muertos por el Covid.

74-      De cuando estaba Franco y estaba Nixon.

75-      Reflexiones incómodas tres meses después.

76-      Madrid, madrileños y comportamientos que asustan.

77-      Las teorías conspiratorias que el virus inspira, y Miguel Bosé disemina.

 

Y mientras, cada día,  se han ido  sumando contagiados y fallecidos.

Hoy, 22 de junio:

En España: 246.272  diagnosticados,  28.330 fallecidos y 150.376 curados

En  el  mundo:  8.952.428 diagnosticados,  468.331 fallecidos y 4.434.628 curados


jueves, 18 de junio de 2020

Crónica Teorías conspiratorias y Bosé. 18 de junio

No son pocas las teorías conspiratorias que han recorrido las redes sociales desde que iniciamos el confinamiento y nos entregamos, qué remedio, a la comunicación virtual. Es comprensible, nunca un elemento microscópico había causado más miedo que las bombas o los tanques, ni logrado confinar,  casi al unísono,  a gran parte de la población del planeta. De pronto, el "invencible" género humano  arrinconado por un ente llamado Covid, que mata y, encima, viene de China.

Cuando a los rumores conspiratorios se apuntan algunos “influencers”, estamos perdidos. Porque pasamos del aquel inocente médico que nos proponía hacer vahos a mensajes algo más peligrosos entre los que están, por ejemplo, los que arremeten contra las vacunas. Reconozco que no me apetece ser una de las primeras vacunadas contra el Covid, por aquello de que hay ciertas cosas en las que ser "primer" no es una ventaja. Pero apoyo, sin dudar, las vacunas. En mi generación, en cada colegio, en cada barrio, conocíamos a un niño o niña que usaba una rígida bota de cuero y una aparatosa estructura metálica para sujetar sus delgadas  piernecillas. Nuestras madres nos explicaron entonces que eran así a causa de  “la polio”.  No hacíamos más preguntas, pero  entendíamos que “la polio” no era nada bueno, que esos pequeños habían tenido muy mala suerte y que por eso llevaban muletas y no podían correr.  

Sin darnos cuenta,  poco a poco, el paisaje se fue deshaciendo de botas y estructuras metálicas: la vacuna funcionaba. También, por supuesto, la de la viruela, la difteria y demás. No había polémicas al respecto hasta que hace unos años surgieron grupos de padres, normalmente en países desarrollados, dispuestos a arriesgar la salud de sus hijos aludiendo que las vacunas tenían efectos secundarios muy peligrosos.

Sabemos que las grandes corporaciones farmacéuticas no son ONG`s ni hermanitas de la caridad, pero no hace falta ser un lince para valorar lo que ciertos medicamentos, y por supuesto vacunas,  han logrado en los últimos años en relación con la salud y  longevidad de los humanos.

Y ahora, cuando vivimos temerosos del Covid pero también esperanzados respecto a una próxima vacuna que nos libre del virus, aparecen personajes como Miguel Bosé quién, desde su paranoia personal, expone que esta pandemia es un complot, que los malos son Bill Gates y Pedro Sánchez, que él pasa de vacunas, que todo es culpa del avance del 5G y no sé qué más. Bosé no es el único,  al parecer ya se convocan manifestaciones contra Bill Gates aludiendo que la vacuna que ayuda a desarrollar incluirá un chip para controlarlos.

No tengo ni idea de las razones de Miguel Bosé ni de sus fuentes, pero su mensaje parece más bien disparatado. A mi Bill Gates no me parece un monstruo;  sus herramientas de office me acompañan cada día y  las aprecio en su utilidad; también (sin entrar en las diversas capas de las fundaciones) me parece admirable su labor filantrópica. Ignoro cuánto dinero habrá donado Miguel Bosé a la investigación contra el Covid, pero la fundación de Bill y Melinda Gates ha aportado ya más de 150 millones de dólares.

En España 244.683  total diagnosticados, 27.136 muertos, 150.376 curados. 


miércoles, 17 de junio de 2020

Crónica Madrileñofobia. 17 de junio.


Ser madrileño nunca ha sido fácil. Los nacidos en Madrid no solemos ser bienvenidos en ciertas regiones de España; nos consideran “chulos” por definición y en general, arrogantes. Seguramente no están faltos de razón quienes aprecian esas lindezas en los ciudadanos madrileños. Lo cierto es que la mayoría de los madrileños hoy lo son por adopción más que por su origen. Son escasos los “gatos” genuinos y quizá el carácter madrileño no exista. Podríamos decir que no es más que una amalgama de costumbres, si bien muy contaminadas por las incomodidades de la gran ciudad y aliñadas con el anonimato que brinda el asfalto y la masificación. 

Si tuviera que elegir lo que me gusta de Madrid destacaría el hecho de que cuando en esta ciudad te presentan a alguien no necesitas saber de dónde es ni quien es su familia. Si vive en Madrid, pues ya es de aquí. Lo curioso es que, en general, casi todos los vecinos “importados” que viven, usan, sufren y disfrutan Madrid, no la consideran su ciudad. Quizá por eso está tan mal cuidada y tan sucia. 

El Estado de Alarma ha impregnado al madrileño de inéditas esencias. La primera quizá fue el disfrute del silencio y la soledad de las calles. Desde aquellos ya lejanos tiempos en los que Madrid se vaciaba en agosto no nos habíamos visto en una situación parecida. Como los madrileños somos bulliciosos, el silencio lo empezamos a combatir con calurosos y merecidos aplausos a los sanitarios. Después, al silencio respetuoso se sumaron las impertinentes caceroladas…, empezaban las “madrileñadas” al más rancio estilo capitalino que culminarían con las rojigualdas manifestaciones del barrio de Salamanca en busca de ¿“libertad”?. 
Mientras, la ciudad más vilipendiada, Madrid, ha sufrido y sigue sufriendo, como pocas, la crisis del colapso sanitario, las muertes en residencias, el desplome económico y la incertidumbre de millones de habitantes encerrados en hogares diminutos y poco preparados para acoger a sus huéspedes tan a largo plazo. Porque Madrid puede sentirse orgullosa de sus bares, su vida nocturna o su amalgama de gentes, pero muy poco de sus viviendas. Es como si la siempre atractiva opción de “salir” diluyera el evidente fracaso urbanístico. Porque en Madrid muchos ciudadanos viven en casas pequeñas, oscuras, interiores, ruidosas, sin terraza… que la cruda y larga realidad del confinamiento ha convertido en jaulas, no precisamente doradas. 

A punto de finalizar el Estado de Alarma, el resto de España considera que los madrileños llegaremos como manada en estampida a sus pueblos y pequeñas ciudades. Y encima llenos de virus. No me extraña ese recelo, la recien bautizada madrileñofobia, porque somos muchos y en el saco cabe de todo. Un vistazo por un pueblo de la sierra el pasado fin de semana puede ser ilustrativo: lleno hasta los topes de vehículos aparcados en cunetas y parajes naturales. La mayoría de los excursionistas parecía  no saber muy bien que es lo que tenía o podía hacer una vez que había logrado salir de la ciudad: ¿Comer un chuletón? ¿Dar un paseíto con un bastón de caminante y una mochila? ¿Beber agua de una fuente? ¿Comprar souvenirs? Si me hubieran preguntado, les hubiera dicho algo muy sencillo: respiren y… por favor, respeten. 

En España 244.328  total diagnosticados, 27.136 muertos*, 150.376 curados.

*Continua el estancamiento de los datos de fallecidos por discrepancias de criterios entre Ministerio de Sanidad y CCAA


lunes, 15 de junio de 2020

Crónica pseudo-balance trimestral. 15 de junio

Hace tres meses que nos dijeron “Quédate en casa” y aquí nos quedamos, sin saber muy bien por qué ni hasta cuándo. Pero teníamos miedo, el virus se expandía rápido y sin discriminar; sin hacer ascos a nadie. Tres meses más tarde, y 74 crónicas después, sigue sorprendiéndome la alargada sombra de esta tragedia. Quizá aún es pronto para hacer balance y, un poco cansados de tema, empezamos a desviar las conversaciones hacia planes futuros, aunque sean a corto plazo ¡Hasta en las  vacaciones nos atrevemos ya a pensar! Es un recurso amable, seguro que nos puede ayudar, especialmente a los que aún tenemos trabajo, claro.

Lo que estimo más difícil de afrontar es la reflexión  individual respecto a la impronta que el confinamiento  dejará, o no, en cada persona. Me refiero a un autoexamen que pudiera ilustrar lo diferentes, o no, que somos tres meses después ¿Hemos cambiado, mejorado, empeorado?

Si tuviera que sacar una conclusión general a este respecto diría que no hemos evolucionado mucho. No es fácil aplacar o modificar, en unas semanas (aunque se hayan hecho largas) costumbres, opiniones o manías configuradas a lo largo de los años; algunas incluso heredadas, pues son inercias sociales que apenas  discutimos.

A nivel individual reconozco que no he sido capaz de dedicar ni el tiempo ni el sosiego que requeriría ese examen, aunque no quisiera dejarlo pendiente o inacabado. Lo haré, sabiendo que no voy a ser objetiva ¿Cómo serlo cuando las circunstancias excepcionales nos han provisto de  todo tipo de coartadas para justificar nuestra conducta? Hemos oído muchas “excusas” respecto a, por ejemplo,  no visitar a los ancianos (“y si contagio a mi madre, no me lo perdonaría nunca”); no llamar a los amigos enfermos (“no querría molestar”); no trabajar (“yo no tengo wifi, ni ordenador en casa”); colapsar las ayudas (“tengo un sueldo, pero como  mi marido no tiene nada que hacer,  se pone a la cola del banco de alimentos”) y más. Por otra parte, y aún peor, hemos contemplado estupefactos mil y un pretextos de numerosos políticos responsables,  los que han cometido tantos errores, que ya ni los explican y prefieren echar la culpa a “los otros”. ¡Qué difícil es recapacitar!

En España 243.928  total diagnosticados, 27.136 muertos, 150.376 curados. 


jueves, 11 de junio de 2020

Crónica Nixon. 11 de junio.


Leo y escucho en El País el reportaje Las cintas de Nixon que recoge las transcripciones de unas grabaciones realizadas en el Despacho Oval de la Casablanca desde el que Nixon habló con diferentes miembros de su Administración sobre el final del régimen de Franco. 
Cuesta separar el contexto sentimental que esa época tiene para mí (años 70, Franco aún vivo) de la objetividad de unas cintas que, a pesar del pésimo sonido, dicen lo que dicen y muestran una realidad que entonces estaba oculta a los ciudadanos pero que, sin embargo, marcaría su futuro, mi futuro. Impresiona escuchar a Nixon hablar de España, de su preocupación geoestratégica respecto a Europa y nuestro país; oirle elogiar a Franco, a Carrero Blanco, al entonces príncipe Juan Carlos,  a López Bravo y a los tecnócratas. Dice que son tipos muy listos y pide a embajadores y colaboradores que los traten bien, que sean amigables. A Nixon le inquietaba el final del régimen; no quería líos en un país que tan “amigablemente” había facilitado sus bases militares.
Para Nixon, la guerra civil española y sus consecuencias debían quedar atrás; treinta años después, ya era hora de avanzar en un proyecto europeo en el que Estados Unidos quería participar y del que España debería formar parte. 
Entre lo mejor del reportaje destacaría el relato de la misión encomendada por Nixon al  general Walters. Nixon  intuyó que  sólo un general podría llevar a cabo una “atrevida” conversación con el Generalísimo en la que le preguntaría qué iba a pasar en España cuando él falleciera; cuáles eran sus planes de sucesión. Hablamos de 1971, Franco estaba enfermo y lo sabía. El general Walters contaría mucho más adelante, en el año 2.000, esta conversación. 
Interrogado sobre el futuro, Franco dijo:
Yo he creado ciertas instituciones, nadie piensa que funcionarán. Están equivocados. El Príncipe será Rey, porque no hay alternativa. España irá lejos en el camino que desean ustedes, los ingleses y los franceses: democracia, pornografía, droga, ¿qué se yo? Habrá grandes locuras pero ninguna de ellas será fatal para España”. 
“¿Cómo puede estar usted tan seguro, general?”, preguntó Walters. 
Porque yo voy a dejar algo que no encontré cuando asumí el Gobierno hace 40 años:”, respondió Franco, “la clase media”.
Esta última frase  la escuché hace ya unos años en boca de  Alberto San Juan representando su obra Autorretrato de un joven capitalista español, me dejó helada y me dió que pensar. Escuchar ahora en estas cintas como se pergeñaba nuestro futuro, en relajadas conversaciones,  acrecienta mis dudas.

miércoles, 10 de junio de 2020

Crónica Los muertos. 10 de junio


Inicié estas crónicas del Covid reflejando cada día el número de diagnosticados, fallecidos y curados en España. Las primeras semanas fueron aterradoras, los números aumentaban de forma exponencial y apenas los podíamos asimilar, ni siquiera creer ¿De verdad estaba pasando? El 16 de marzo anoté 330 muertos y, apenas 10 días después la cifra pasaba de los 4.000. Hablábamos de más de 800 ó 900 muertos diarios y no veíamos el fin. Los datos eran noticia. El 15 de mayo la cifra (sin contar con las contradicciones y errores) era de 27.459. Hoy, 10 de junio la cifra ha “bajado” y en los datos oficiales aparecen 27.136 fallecidos. Hace días ya, menos mal, que el número de fallecidos no es noticia y lo escuchamos casi como si fueran los cotidianos boletines meteorológicos (un muerto en España, dos fallecidos el fin de semana, etc.). 

No son noticia de primera plana pero si son, los muertos, la nueva arma arrojadiza contra el Gobierno; también entre éste y los gobiernos autonómicos. Todos contra todos. Ahora, los muertos, son pruebas en los juicios, esos que se celebrarán en los juzgados y también los que cada día tienen lugar en las tertulias mediáticas, en los cafés de media mañana y en las reuniones de zoom. 

No se que pensar, vuelvo a sentir esa especie de sinsabor que me acompaña cuando los muertos se convierten en mártires y su “sacrificio” desencadena una reacción global que transforma, o al menos intenta,  transformar el mundo. Y ellos, los muertos, las víctimas, nunca lo ven. Me explico, cuando un muchacho se quema a lo bonzo en Túnez y comienza la llamada Primavera Árabe y pensamos que, por fin, algo va a cambiar a mejor, me gustaría preguntarle qué opina ¿volvería a hacerlo?. O cuando una joven es asaltada y violada y su muerte sirve para desencadenar protestas feministas contra la violencia machista, y entonces me da tanta pena saber que ella no puede contemplar la fuerza que ha desencadenado su desgracia. Por no hablar de las víctimas que están dejando las protestas por el asesinato del afroamericano George Floyd a manos de una policía descontrolada. Otro más para la lista de “héroes” sin recompensa. 

¿Y las víctimas del Covid-17? ¿Servirán para algo? Confío en que veremos, a su costa, consecuencia positivas tales como mejores cuidados en las residencias de ancianos, apoyos a la sanidad pública, atención a la salud de los trabajadores, o menor huella de carbono al restringirse los viajes. También serán utilizados, los muertos, en connotaciones negativas como crisis de gobiernos, mentiras, enfrentamientos, familias destrozadas … 

Y un día, dejarán de ser noticia, sólo sus allegados se acordarán de sus nombres y la vida seguirá su marcha implacable, como siempre. 

En España 241.966 total diagnosticados, 27.136 muertos, 150.376 curados.

 

 

 

 


martes, 9 de junio de 2020

Crónica Síndrome de la cabaña. 9 de junio


Otro de los términos que ha llegado con el Covid es el llamado “Síndrome de la cabaña” o miedo a salir a la calle y recuperar la vida “de antes”. Indago un poco en las redes y leo, aliviada,  que no se trata de un trastorno psicológico, sino más bien de una consecuencia “natural” tras un largo confinamiento. Yo lo tengo, el síndrome. 

Está claro, igual que me cuesta volver a la rutina tras las vacaciones o vestirme de verano tras el invierno (y viceversa), me va a costar regresar a mis rutinas y, sobre todo, a las rutinas de los otros. Porque todavía no he aprendido a no mosquearme cuando contemplo, o sufro, comportamientos que me parecen incívicos o molestos. 

Esta es una “lista” de lo que no me apetece, porque en mi cabaña se está bastante bien: 

-Tener prisa 

-Escuchar conversaciones ajenas (a grito pelao’ con el móvil) 

-Llegar tarde 

-Hacer cola 

-Que me empujen 

-Arreglarme y estar incómoda 

-Comer de tupper 

-Pasar calor 

-Que me rocen los zapatos 

-Sufrir el aire acondicionado 

-Sonreír sin ganas 

-No tener que decir 

-Aburrirme en un autobús 

-Perder del autobús 

-Aparcar en la planta -3 de un “parking” 

-Equivocarme de bar 

-No tener tiempo para mi 

-Sufrir atascos 

-Llegar y que esté cerrado 

-Contemplar y sufrir la suciedad de la calle 

-Ver los contenedores de papel desbordados 

-Decir que no a los que me quieren limpiar el parabrisas 

-Hacer recados 

-Hacer visitas 

-Descubrir que poco o nada de lo que me gustaría cambiar ha cambiado 

Se me ocurren más cosas pero lo dejo aquí; sé  también que hay muchas otras apetecibles ahí fuera. Quisiera saborearlas poco a poco, sin empachos.

En España 241.966  total diagnosticados, 27.136 muertos, 150.376 curados.


lunes, 8 de junio de 2020

Crónica Fase 2. 8 de junio


Como hemos empezado a salir, a reencontrarnos y a sentarnos en las añoradas e idolatradas terrazas, pareciera que casi estamos alcanzando la normalidad y que solo quedan las incómodas mascarillas como ”cerros testigo” de la anormalidad vivida. Pero no es así, en Madrid estamos apenas estrenando Fase 2. Al revisar lo que ahora podremos hacer, nos damos cuenta de la cantidad de cosas que no estábamos haciendo; de las numerosas actividades paralizadas. Muchas no nos afectan directamente pero no significa que no haya muchas personas perjudicadas. 

Recapitulando, en Fase 2 podremos; 

- Movernos por la provincia de Madrid, podremos salir, por fin, de la ciudad. Seguimos sin poder viajar a otras provincias. (La "Sierra", abarrotada de madrileños

-Pasear o hacer deporte fuera de las franjas horarias establecidas (excepto los tramos reservados para mayores (10.00 a 12.00 y de 19.00 a 20.00 horas). (Puede que se aplaquen las aglomeradas procesiones de paseantes y deportistas en horas tempranas y vespertinas

-Reunirnos hasta 15 personas (10 en Fase 1). Podremos reunirnos en casas, bares, lugares abiertos… (Para muchos era una medida urgente, dado el alto número de fiestas clandestinas que se han venido celebrando estos días

-Visitar a los ancianos en las residencias. (Esto sí que será un antes y un después, todavía hay ancianos encerrados en su habitación desde marzo

-Sentarnos en el interior de bares y restaurantes, aunque con aforo limitado (40%). Sigue prohibido atender en la barra y están prohibidas  las cartas de los menús así como servilleteros, aceites y vinagres ... Las terrazas mantienen el aforo del 50%. (El protagonismo del tema bares parece reflejar la idiosincrasia de este país donde una buena mayoría ha considerado su primera caña con tapa en una terraza el símbolo de la vuelta a la normalidad …). 

-Usar las playas. Se pueden visitar hasta en grupos de 15. Los chiringuitos (¡ay!) siguen las normas de los bares (vamos, que las mesas van a llegar hasta la orilla). Los temidos turnos, parcelaciones y aforos quedan en manos de los ayuntamientos. (Igual se trata de usar toallas muy grandes este año …). 

-Bañarnos en las piscinas con cita previa y aforo del 30%. Mucha limpieza y sin vestuario. (Un poco complicado, la piscina y el verano son más bien sinónimo de relajación; los turnos no sé si encajan…). 

-Comprar en tiendas y centros comerciales. Con aforos limitados del 40% y sin uso de zonas comunes (¿baños? ¿pasillos?). Deben garantizarse los 2 metros de distancia entre clientes. (No apetece ir de compras. Lo de los 2 metros, bueno,  hay establecimientos que no los tienen, por ejemplo, el super de mi barrio, abierto todos los días y visitado por jóvenes y ancianos desde el minuto cero del confinamiento.) 

-Dormir en hoteles. De momento en la provincia, con las restricciones vistas para zonas comunes, bares y restaurantes, piscinas… etc. Cada establecimiento establecerá condiciones de uso para piscinas y spas… 

-Practicar actividades de naturaleza. Pueden reunirse hasta 20 personas. Aforos de hasta el 20% en parques naturales. (Igual ahora en lugar de quedar con 2 o 3 amigos para ir de excursión, la gente se agrupa de 20 en 20… Espero que sigan sin subir muy alto y haya respeto

-Ir al cine, al teatro o a visitar museos y monumentos. Con un tercio del aforo y butacas preasignadas. (Que raro puede ser que el teatro no esté lleno, y el público con mascarillas… y ¿aplaudir? Igual movemos  demasiado el aire). 

-Casarse con invitados. Tendrán que ser 50 en espacios cerrados y 100 en espacios abiertos. (Curiosamente, empieza época de bodas… que sean para bien). 

-Ir a misa en aforos al 50%. (Amén

-Asistir a velatorios, entierros y cremaciones. Se amplía el límite a 25 personas espacios abiertos y 15 cerrados. (Una de las restricciones más necesarias y al mismo tiempo una de las más duras de cumplir estos días de tantas pérdidas). 

-Ir al colegio. Reanudan las clases presenciales los centros educativos no universitarios. (Va a ser duro para los niños mantener las nuevas formas; para los maestros, hacerlas cumplir. Para los padres, alivio

-Seguir con la formación extraescolar. Abren centros educativos y de formación extraescolar como academias o autoescuelas. Con condiciones de distanciamiento. 

-Ir al gimnasio con cita previa y aforo al 30%. (Pereza ...) 

-Asistir a congresos, encuentros, reuniones de negocio y conferencias con un máximo de 50 personas. Reapertura de pabellones de congresos, salas conferencias o multiusos. (Más pereza ...) 

Y, por fin, ¡La LIGA de futbol! . (Quizá, tras las terrazas, el segundo “baluarte” de la normalidad española).

Hoy en España 241.550 total diagnosticados, 27.136 muertos, 150.376 curados. 

 


viernes, 5 de junio de 2020

Crónica Listas. 5 de junio

No sé cómo, pero llegué navegando a un artículo en el periódico La Nación titulado Ese vértigo de hacer listas en la vida, el arte y la literatura y lo leo con curiosidad pues el tema de las listas me interesa. 
En parte, porque hace tiempo me dejó pensativa una  entrevista en la que  un joven artista (no recuerdo quien) criticaba a las personas que hacen listas identificándolas con el grupo de aburridos burgueses con vida organizada: la compra, los cumpleaños, los deberes cotidianos… Me llegó al alma, pues una de las actividades con las que a menudo estreno el día es la de  revisar o crear  listas. El mencionado joven asimilaba tener una lista pendiente a estar encadenado a la misma y, en consecuencia, perder la capacidad de improvisar o mejor aún, de hacer lo que te da la gana cada día, conforme los estímulos o los hechos se suceden. No le faltaba razón y por eso lo recuerdo, las listas te sujetan a la realidad y hasta que no has tachado (check!) todos los ítems, parece que no puedes dormir bien.
Leo en el artículo de La Nación que éstas serían las listas que Umberto Eco (El Vértigo de las listas, Ed.Lumen) denominaba “domésticas” diferenciándolas de las listas literarias y artísticas.  Y aquí es donde viene lo interesante;  los numerosos casos de enumeraciones que aparecen en la literatura y, por extensión, también en ciertas pinturas (con fondos inacabables) sirven no sólo para evidenciar una enorme dimensión, también para recrear el  efecto de  infinito en algunas  descripciones o para subrayar, por reiteración, un mensaje o una idea. Las listas, explica, ponen orden en el universo. Las listas clasifican. 
Y lo mejor de todo, las fabulosas listas que menciona Eco en su escrito: la enumeración de las naves de los ejércitos que hace Homero en la Iliada; la serie de amantes de las que presume Don Giovanni en la ópera de Mozart; los catálogos de los Museos; las listas de adjetivos y objetos que aparecen en el Ulises de Joyce y muchas otras interesantísimas referencias (Borges, Neruda ...) que nos descubren la poética de las listas.  Y esto me encanta, y me pone sobre la pista de otras muchas listas que menciona Eco. 
Además, andaba yo dudando estos días del recurso de la repetición al darme cuenta que lo utilizo con frecuencia al escribir. Había reparado en que a menudo pongo tres interrogaciones, tres adjetivos, tres coletillas seguidas … y me preguntaba si no sería un recurso demasiado básico, evidencia de que estas crónicas son  pura afición. Descubro que me regocijan las listas. Voy a prestarles más  atención. 
Nota: he encontrado un artículo que recoge una conferencia de Eco sobre el tema: El vértigo de las listas

Hoy en España: 240.660  total diagnosticados, 27.133 muertos, 150.376 curados



miércoles, 3 de junio de 2020

Crónicas Puntos de vista. 3 de junio


La narración de la muerte del ciudadano afroamericano estadounidense George Floyd ya está en Wikipedia. Ocurrió el pasado 25 de mayo en la ciudad de Minneapolis, cuando desde un establecimiento denunciaron que George Floyd había pretendido pagar con un billete de 20 dólares, aparentemente falso. Fue inmobilizado por la rodilla de un policia que apretaría su cuello durante ocho minutos y 46 segundos, hasta su asfixia. De nada valieron sus gritos ni, finalmente, sus susurros diciendo “no puedo respirar”. 

La indiscutible y cruda violencia de los policías locales (tanto la de aquel que inmovilizó a la víctima como la de sus compañeros, que lo consintieron impasibles) ha levantado olas de protestas y violencia en Estados Unidos y de enorme indignación en el resto del mundo. La gasolina al fuego la ha echado el presidente Trump, quien parece disfrutar con cualquier polémica que descalifique a las minorías. Añadir a las condolencias para la familia la ya “antológica” frase «Cualquier dificultad y asumiremos el control pero, cuando comience el saqueo, comienzan los tiroteos», ha encendido a los ciudadanos estadounidenses y sobrecogido a medio planeta. Está claro que el presidente de EEUU no comparte punto de vista con muchos de sus ciudadanos. 

Tampoco Luis Alfonso de Borbón parece estar muy en sintonía con la crudeza de los hechos. Al parecer, muy preocupado por una imagen de los disturbios en la ciudad de Louisville (Kentucky) donde se apreciaba a la estatua del rey Luis XVI (su antepasado) perder una mano, lanzó este mensaje en Twitter: “Como heredero de Luis XVI, y ligado a la defensa de su memoria, espero que el daño sea reparado y la estatua sea restaurada. Quiero agradecer de antemano las medidas que las autoridades tomarán”. 

Lo aterrador es que, una vez más, la historia se repite y las soluciones no llegan. Recuerdo perfectamente los llamados “disturbios de Los Angeles” de 1992, cuando la sentencia absolutoria de cuatro policías que habían propinado una terrible paliza a un taxista afroamericano, desató una violencia inusitada que se saldó nada menos que con 54 muertos y más de 2.000 heridos, sumados a multitud de pillajes e incendios provocados. Fue durísimo. Cuando la violencia se calmó, apenas creció, durante algún tiempo, la sensibilidad respecto al injusto trato hacia los ciudadanos afroamericanos por parte de las autoridades. Mira por donde, en 1995, O.J.Simpson logró, a la cola de las protestas, su absolución por falta de pruebas respecto al asesinato de su mujer. Después, las cosas más o menos volverían a su ser, es decir, a la discriminación descarada. 

Recuerdo, de entonces, la película Grand Canyon, de 1991, donde se apreciaba bien la tensión racial que de alguna manera anunciaba la explosión que llegaría al año siguiente. Y así estamos hoy.

lunes, 1 de junio de 2020

Crónica Reencuentros. 1 de junio


Por fin en Fase 1, en Madrid hemos podido desplazarnos en la provincia y  reencontrarnos, si bien con mascarilla,  con “personas” de verdad, sin pantalla. Es curioso, creíamos que sería raro vernos sin tocarnos, pero tras unos primeros e inseguros segundos sin besos ni abrazos y una vez  marcada una ligera distancia, las conversaciones afloran y sin darnos cuenta,  casi  nos olvidamos del dichoso virus. Al parecer, los hábitos sociales no se cambian a golpe de decreto.  

No tengo demasiada casuística aún, pero sí la intuición de que quienes no hemos sufrido la enfermedad ni el paro hemos vivido esta situación como una oportunidad para observarnos, para ver de qué éramos capaces o, simplemente, para conocer todos los rincones de nuestras casas. De pronto, sin estar jubilados llegaba el reto: quédate en casa y aprovecha que no tienes compromisos ineludibles para ser quien quieres ser, para hacer lo que te gusta o te gustaría.

Porque en una gran ciudad como Madrid se vive deprisa y la prisa nos estresa. También  nos sirve de excusa para no escuchar, no pensar ni parar quietos. Es como si estar cansadísimo fuera un “plus”, una distinción de personas activas, que trabajan mucho, salen mucho y disfrutan muchísimo. Aún más, que si tuvieran tiempo, serían aún más activas, más altruistas, más cultas y hasta más interesantes.

Algunas actividades hechas en casa, analógicas, que me han contado. La decisión de cocinar y comer bien para compartir comidas y conversaciones con hijos ya muy adultos; la reuniones en el sofá para revisar ciclos de cine clásico con jóvenes a los que el blanco y negro les suena a pleistoceno; las sesiones comunes de gimnasia; los teñidos de pelo de hijas a madres; las consultas informáticas de padres a hijos; las reparaciones caseras que llevaban pendientes tanto tiempo y que han quedado mucho mejor de lo esperado; la puesta en orden de cajones, armarios y trasteros; las lecturas y las revisiones musicales; las decisiones conjuntas. Pequeñas cosas, entrañables. Sin prisa.


domingo, 31 de mayo de 2020

Crónica "Hola guapísimas". 31 de mayo


Mientras iniciaba hoy mi rutina deportiva con María Martinez (Canal Youtube Sientete joven) pensaba que ya eran muchos días juntas y que esta chica, con quien empecé sin muchas ganas mis ejercicios en casa, se había convertido en una de las protagonistas de mi vida en confinamiento.

Nada más iniciarse el Estado de Alarma decidí que aprovecharía el tiempo de sobra que brindaría el teletrabajo para hacer más intensos mis habituales entrenamientos de yoga y pilates. Solo necesitaba una alfombra y encontrar cada día el momento. No fueron pocas las sugerencias e intercambios de links entre amigos y entrenadores. La primera semana me llegó un calendario donde cada día del mes se incluía un link a una sesión en youtube. Los entrenamientos tenían títulos atractivos como “Elimina grasa y flacidez de todo el cuerpo”, “Fortalece glúteos y abdomen”, “Kickboxing con pesas”, “Moldea piernas y brazos” y un largo etc. Me llamó la atención que incluía rutinas para bailar y tonificar. Como me gusta bailar y lo recomendaba un experto me vine arriba y allí que pinché, en el Baile quemagrasa. Al minuto me encontré cual Lina Morgan intentando seguir a una joven que gritaba y se movía a toda velocidad. No pude terminar y, decepcionada, me refugié en el Pilates, que lo tengo más controlado (me ha gustado la propuesta de Amaiafit). 

Como los días pasaban y no salía a la calle, pensé que debía hacer algo más que bajar y subir escaleras para mover las piernas, de modo que probé a dar otra oportunidad a la chica del calendario con “rutinas”. Esta vez fui más prudente y escogí una sesión de Cardio para trabajar todo el cuerpo. Estuvo bien. Me animé al día siguiente, y al otro, y al otro. Le cogí el truco, y sin darme cuenta empecé a anunciar en casa, “bueno, yo a las seis me pongo con mi María”. 

El otro día coincidí con unos amigos hablando del ejercicio en casa y resulta que también eran fans de María Martinez, y es normal, resulta que esta chica tiene 1,17 M suscriptores y se ha convertido en un fenómeno on line. Lo curioso es que no lleva camisetas con anuncios ni utiliza adornos con marcas en sus videos. No vende nada; no va de guapa ni de cachas, pero se esfuerza un motón por hacer entrenamientos variados y eficaces. El otro día, en medio de uno de ellos, incluyó un breve comentario sobre la experiencia que estaba viviendo con tantísimos seguidores y me gustó su emoción y sinceridad. No están nada mal las redes sociales cuando hay gente que las aprovecha con generosidad para aportar valor a la sociedad. 

A mí, María Martinez me ha puesto en forma. Hoy su “Hola guapísimas, qué tal, bienvenidas a una nueva rutina deportiva” que tan chillón me resultaba al principio, me parece una frase entrañable.



Hoy en España: 239.429 total diagnosticados, 27.127 muertos, 150.376 curados



viernes, 29 de mayo de 2020

Crónica Sisu. 29 de mayo

Hoy me ha llegado una nota desde Helsinki hablando de Sisu, un término que los finlandeses utilizan para describir el carácter nacional. Alude a la fuerza de voluntad, la tenacidad, la fortaleza y la resiliencia (¿cómo he osado vivir ajena a esta última palabra?).

Con Sisu o “con agallas” es posible soportar  y contrarrestar momentos difíciles mediante acciones atrevidas, sobre el papel inverosímiles. Es una actitud mental que  aporta el coraje  requerido para afrontar activamente los cambios y obstáculos que salen al encuentro a lo largo de nuestras vidas.

Me ha gustado mucho conocer la existencia del Sisu. Casualmente, llevaba días pensando en la importancia de lo que llamamos “fuerza de voluntad”, porque me parece un recurso muy necesario para resistir en momentos como estos en los que, “acochinados” en la tablas  de nuestros hogares, no es difícil sucumbir a los hechizos  de la indolencia. Hace falta tesón y ganas para levantarse cada día temprano si no te espera el reloj de fichar, para usar el mantel o ponerte algo diferente al chándal. También para seguir en contacto con la realidad, los amigos, los problemas  y las novedades. Para cuidarte.

Quizá la “fuerza de voluntad” no sea  del todo equivalente a ese  Sisu finlandés. En nuestra cultura mediterránea poseer “fuerza de voluntad”  es algo que solemos entender como una cualidad individual,  un rasgo de personalidad  que, en general, suscita admiración entre quienes dicen no tenerla (yo creo que es más cuestión de cultivarla que de tenerla). Por su parte,  los finlandeses  consideran Sisu como un atributo  colectivo que los acompaña en su orgullo de país. Me dan un poco de envidia, bastante.

Hoy en España: 236.906  total diagnosticados, 27.119 muertos, 150.376 curados


jueves, 28 de mayo de 2020

Crónica OMS. 28 de mayo


Leo con inquietud las controversias suscitadas por la utilización de hidroxicloroquina en los pacientes hospitalizados por Covid 19. En  España,  uno de cada cinco pacientes  ingresados falleció.  Al parecer, en un  85% de los casos se aplicaba, avalado por la OMS,  un tratamiento masivo y experimental con fármacos antivirales, concretamente  hidroxicloroquina (85,7%) y lopinavir/ ritonavir (62,4%). Y ahora resulta que un estudio de la revista Lancet relaciona la elevada mortalidad con dichos tratamientos y la OMS ha recurrido al manido “donde dije digo digo diego”. 
No es la primera vez, desde que el virus llegó a nuestras vidas,  que vuelvo mi mirada hacia  la OMS, porque estoy perpleja respecto a su gestión de la pandemia. Por prudencia, por la complejidad del asunto y sobre todo, por mi ignorancia de los procedimientos de funcionamiento de este organismo me abstengo de emitir un juicio. En su lugar, reseño a continuación algunos  de los Consejos de la OMS para la población, que hoy, 28 de mayo, aparecen en su página web. En algunos puntos, solo dejo el enunciado, en otros, incluyo la explicación. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
  • DEMOSTRADO: Actualmente no existe ningún medicamento autorizado para tratar o prevenir la COVID-19. Aunque están en marcha varios ensayos de medicamentos, hasta el momento no se ha demostrado que la hidroxicloroquina ni ningún otro fármaco puedan curar o prevenir la COVID-19. El uso indebido de la hidroxicloroquina puede provocar graves efectos secundarios y problemas de salud e incluso causar la muerte. La OMS está coordinando los esfuerzos para desarrollar y evaluar medicamentos contra la COVID-19.
  • ¿Hay algún medicamento para prevenir o tratar la infección por el nuevo coronavirus? Por el momento, no se recomienda ningún medicamento específico para prevenir o tratar la infección por el nuevo coronavirus (2019-nCoV). Sin embargo, es necesario atender adecuadamente a las personas infectadas por este virus para aliviar y tratar los síntomas y procurar medidas de apoyo optimizadas a los que presenten síntomas graves. Se están estudiando algunos tratamientos específicos que se probarán en ensayos clínicos. La OMS está ayudando a agilizar las labores de investigación y desarrollo con una serie de asociados.
  • DEMOSTRADO: Añadir pimiento picante a la sopa u otras comidas NO previene ni cura la COVID-19.
  • Las moscas domésticas NO transmiten la COVID-19
  • DEMOSTRADO:Pulverizar lejía u otros desinfectantes sobre el cuerpo o introducirlos en el organismo no protege la COVID-19 y puede ser peligroso.
  • Beber metanol, etanol o lejía NO previene ni cura la COVID-19 y puede ser extremadamente peligroso  
  • DEMOSTRADO: Exponerse al sol o a temperaturas superiores a los 25o C NO previene la enfermedad por coronavirus (COVID-19) 
  • DEMOSTRADO: Puede recuperarse de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Contraer el nuevo coronavirus NO significa que vaya a conservarlo de por vida. 
  • DEMOSTRADO: El hecho de poder contener la respiración durante diez segundos o más sin toser o sentir molestias NO significa que no tenga la enfermedad por coronavirus (COVID-19) o cualquier otra enfermedad pulmonar. 
  • DEMOSTRADO: Beber alcohol no lo protegerá de la COVID19 y podría ser peligroso 
  • El virus COVID-19 puede transmitirse en zonas con climas cálidos y húmedos 
  • El frío y la nieve NO PUEDEN matar el nuevo coronavirus (2019-nCoV) 
  • Bañarse en agua caliente no previene la infección por el nuevo coronavirus  
  • El nuevo coronavirus NO PUEDE transmitirse a través de picaduras de mosquitos 
  • DEMOSTRADO: No deben utilizarse lámparas de luz ultravioleta (UV) para desinfectar las manos u otras zonas de la piel. 
  • REALIDAD: los termómetros sin contacto NO detectan la COVID-19
·     Esta última de propina, dedicada a la cocina mediterránea:
  •  Comer ajo puede ayudar a prevenir la infección por el nuevo coronavirus? El ajo es un alimento saludable que puede tener algunas propiedades antimicrobianas. Sin embargo, no se han obtenido pruebas de que comerlo proteja contra el virus que causa el brote actual.

Nota: Desde el inicio de estas crónicas he incluido los datos diarios de contagiados, fallecidos y curados en España. Los primeros días, allá por marzo, fueron estremecedores: en apenas una semana  pasamos de 9.000 contagiados y 300 fallecidos a 33.089 contagiados y 2.182 muertos. No hago recuento, los datos están ahí. Sin embargo, ya no es posible seguir la secuencia diaria, porque los criterios para contabilizar fallecimientos y contagios cambian más que el viento. Es  lo que explica   por qué algunos datos se repiten o se contradicen.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Crónica Mary McCarthy. 27 de mayo


The Company She Keeps (1942) es una novela de Mary McCarthy, una de las mujeres reseñadas en el libro Sharp. The Women Who Made an Art of Having an Opinion. Me decidí a leerla al saber que Mary McCarthy había logrado con ella su primer éxito y que lo había hecho escandalizando a no pocos de sus contemporáneos. 
La novela está estructurada en varios capítulos independientes en los que Mary McCarthy mezcla elementos autobiográficos y ficticios. Todos comparten a una mujer joven que habla sin complejos de sus relaciones con hombres muy diferentes, desde un marido y un amante a los que quiere pero abandona, un jefe tan arruinado y desastroso como entrañable o un exquisito y snob anfitrión en Manhattan.
Mencionaré  dos de las historias que más me han gustado. La primera se titula The man in the Brook Brothers Shirt  y narra sin reparos la tórrida relación que la joven protagonista entabla con un hombre maduro y desconocido durante dos días de viaje en tren. En la segunda, The Genial Host, la joven explica cómo ha aprendido a participar en las reuniones más sofisticadas y también a opinar respecto a las creaciones de otros (un poema, una foto, un ensayo, un diseño, un coctel) apenas aportando una invisible sugerencia. Sabe que sus interlocutores interpretarán su pequeña crítica (tan ligera que no suma en el resultado final) como una aprobación sin fisuras de todo lo demás. Así, reconoce, se autoengañan los creadores inseguros de sus obras,  creyendo que comparten "todo" con quien apenas  ha añadido una gota al coctel inicialmente bosquejado.
Además de incluir en su novela numerosas, y  no siempre amables, referencias íntimas, McCarthy se atreve a hablar explícitamente de sexo y de mujeres independientes que sufren por ello, pero que valoran y conservan esa independencia por encima de todo, incluido el bienestar material que en su época representaba el matrimonio. Leo que sin su siguiente novela, The Group,  no hubieran existido las resplandecientes protagonistas de la serie Sexo en Nueva York.
Un dato curioso, que una vez más, encaja la piezas de este curioso mundo: los padres de Mary McCarthy fallecieron en 1918 de la “gripe española” tras un largo viaje en tren. Como consecuencia de la tragedia, Mary y sus hermanos padecieron una durísima infancia al cuidado de otros familiares. Pero ella no era una niña cualquiera, adoraba los libros y lograría estudiar en la prestigiosa universidad, entonces femenina, Vassar College. No fue sencillo, pero logró abrirse camino en el mundo intelectual y  literario de Nueva York sin doblegar ni su afilada lengua ni su  independencia.