Leo y escucho en El País el reportaje Las cintas de Nixon que recoge las transcripciones de unas grabaciones realizadas en el Despacho Oval de la Casablanca desde el que Nixon habló con diferentes miembros de su Administración sobre el final del régimen de Franco.
Cuesta separar el contexto sentimental que esa época tiene para mí (años 70, Franco aún vivo) de la objetividad de unas cintas que, a pesar del pésimo sonido, dicen lo que dicen y muestran una realidad que entonces estaba oculta a los ciudadanos pero que, sin embargo, marcaría su futuro, mi futuro. Impresiona escuchar a Nixon hablar de España, de su preocupación geoestratégica respecto a Europa y nuestro país; oirle elogiar a Franco, a Carrero Blanco, al entonces príncipe Juan Carlos, a López Bravo y a los tecnócratas. Dice que son tipos muy listos y pide a embajadores y colaboradores que los traten bien, que sean amigables. A Nixon le inquietaba el final del régimen; no quería líos en un país que tan “amigablemente” había facilitado sus bases militares.
Para Nixon, la guerra civil española y sus consecuencias debían quedar atrás; treinta años después, ya era hora de avanzar en un proyecto europeo en el que Estados Unidos quería participar y del que España debería formar parte.
Entre lo mejor del reportaje destacaría el relato de la misión encomendada por Nixon al general Walters. Nixon intuyó que sólo un general podría llevar a cabo una “atrevida” conversación con el Generalísimo en la que le preguntaría qué iba a pasar en España cuando él falleciera; cuáles eran sus planes de sucesión. Hablamos de 1971, Franco estaba enfermo y lo sabía. El general Walters contaría mucho más adelante, en el año 2.000, esta conversación.
Interrogado sobre el futuro, Franco dijo:
“Yo he creado ciertas instituciones, nadie piensa que funcionarán. Están equivocados. El Príncipe será Rey, porque no hay alternativa. España irá lejos en el camino que desean ustedes, los ingleses y los franceses: democracia, pornografía, droga, ¿qué se yo? Habrá grandes locuras pero ninguna de ellas será fatal para España”.
“¿Cómo puede estar usted tan seguro, general?”, preguntó Walters.
“Porque yo voy a dejar algo que no encontré cuando asumí el Gobierno hace 40 años:”, respondió Franco, “la clase media”.
Esta última frase la escuché hace ya unos años en boca de Alberto San Juan representando su obra Autorretrato de un joven capitalista español, me dejó helada y me dió que pensar. Escuchar ahora en estas cintas como se pergeñaba nuestro futuro, en relajadas conversaciones, acrecienta mis dudas.
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