Aquí van pensamientos, reflexiones, ideas sugeridas por el mundo que me rodea .... para compartir [LauraCA]



domingo, 31 de mayo de 2020

Crónica "Hola guapísimas". 31 de mayo


Mientras iniciaba hoy mi rutina deportiva con María Martinez (Canal Youtube Sientete joven) pensaba que ya eran muchos días juntas y que esta chica, con quien empecé sin muchas ganas mis ejercicios en casa, se había convertido en una de las protagonistas de mi vida en confinamiento.

Nada más iniciarse el Estado de Alarma decidí que aprovecharía el tiempo de sobra que brindaría el teletrabajo para hacer más intensos mis habituales entrenamientos de yoga y pilates. Solo necesitaba una alfombra y encontrar cada día el momento. No fueron pocas las sugerencias e intercambios de links entre amigos y entrenadores. La primera semana me llegó un calendario donde cada día del mes se incluía un link a una sesión en youtube. Los entrenamientos tenían títulos atractivos como “Elimina grasa y flacidez de todo el cuerpo”, “Fortalece glúteos y abdomen”, “Kickboxing con pesas”, “Moldea piernas y brazos” y un largo etc. Me llamó la atención que incluía rutinas para bailar y tonificar. Como me gusta bailar y lo recomendaba un experto me vine arriba y allí que pinché, en el Baile quemagrasa. Al minuto me encontré cual Lina Morgan intentando seguir a una joven que gritaba y se movía a toda velocidad. No pude terminar y, decepcionada, me refugié en el Pilates, que lo tengo más controlado (me ha gustado la propuesta de Amaiafit). 

Como los días pasaban y no salía a la calle, pensé que debía hacer algo más que bajar y subir escaleras para mover las piernas, de modo que probé a dar otra oportunidad a la chica del calendario con “rutinas”. Esta vez fui más prudente y escogí una sesión de Cardio para trabajar todo el cuerpo. Estuvo bien. Me animé al día siguiente, y al otro, y al otro. Le cogí el truco, y sin darme cuenta empecé a anunciar en casa, “bueno, yo a las seis me pongo con mi María”. 

El otro día coincidí con unos amigos hablando del ejercicio en casa y resulta que también eran fans de María Martinez, y es normal, resulta que esta chica tiene 1,17 M suscriptores y se ha convertido en un fenómeno on line. Lo curioso es que no lleva camisetas con anuncios ni utiliza adornos con marcas en sus videos. No vende nada; no va de guapa ni de cachas, pero se esfuerza un motón por hacer entrenamientos variados y eficaces. El otro día, en medio de uno de ellos, incluyó un breve comentario sobre la experiencia que estaba viviendo con tantísimos seguidores y me gustó su emoción y sinceridad. No están nada mal las redes sociales cuando hay gente que las aprovecha con generosidad para aportar valor a la sociedad. 

A mí, María Martinez me ha puesto en forma. Hoy su “Hola guapísimas, qué tal, bienvenidas a una nueva rutina deportiva” que tan chillón me resultaba al principio, me parece una frase entrañable.



Hoy en España: 239.429 total diagnosticados, 27.127 muertos, 150.376 curados



viernes, 29 de mayo de 2020

Crónica Sisu. 29 de mayo

Hoy me ha llegado una nota desde Helsinki hablando de Sisu, un término que los finlandeses utilizan para describir el carácter nacional. Alude a la fuerza de voluntad, la tenacidad, la fortaleza y la resiliencia (¿cómo he osado vivir ajena a esta última palabra?).

Con Sisu o “con agallas” es posible soportar  y contrarrestar momentos difíciles mediante acciones atrevidas, sobre el papel inverosímiles. Es una actitud mental que  aporta el coraje  requerido para afrontar activamente los cambios y obstáculos que salen al encuentro a lo largo de nuestras vidas.

Me ha gustado mucho conocer la existencia del Sisu. Casualmente, llevaba días pensando en la importancia de lo que llamamos “fuerza de voluntad”, porque me parece un recurso muy necesario para resistir en momentos como estos en los que, “acochinados” en la tablas  de nuestros hogares, no es difícil sucumbir a los hechizos  de la indolencia. Hace falta tesón y ganas para levantarse cada día temprano si no te espera el reloj de fichar, para usar el mantel o ponerte algo diferente al chándal. También para seguir en contacto con la realidad, los amigos, los problemas  y las novedades. Para cuidarte.

Quizá la “fuerza de voluntad” no sea  del todo equivalente a ese  Sisu finlandés. En nuestra cultura mediterránea poseer “fuerza de voluntad”  es algo que solemos entender como una cualidad individual,  un rasgo de personalidad  que, en general, suscita admiración entre quienes dicen no tenerla (yo creo que es más cuestión de cultivarla que de tenerla). Por su parte,  los finlandeses  consideran Sisu como un atributo  colectivo que los acompaña en su orgullo de país. Me dan un poco de envidia, bastante.

Hoy en España: 236.906  total diagnosticados, 27.119 muertos, 150.376 curados


jueves, 28 de mayo de 2020

Crónica OMS. 28 de mayo


Leo con inquietud las controversias suscitadas por la utilización de hidroxicloroquina en los pacientes hospitalizados por Covid 19. En  España,  uno de cada cinco pacientes  ingresados falleció.  Al parecer, en un  85% de los casos se aplicaba, avalado por la OMS,  un tratamiento masivo y experimental con fármacos antivirales, concretamente  hidroxicloroquina (85,7%) y lopinavir/ ritonavir (62,4%). Y ahora resulta que un estudio de la revista Lancet relaciona la elevada mortalidad con dichos tratamientos y la OMS ha recurrido al manido “donde dije digo digo diego”. 
No es la primera vez, desde que el virus llegó a nuestras vidas,  que vuelvo mi mirada hacia  la OMS, porque estoy perpleja respecto a su gestión de la pandemia. Por prudencia, por la complejidad del asunto y sobre todo, por mi ignorancia de los procedimientos de funcionamiento de este organismo me abstengo de emitir un juicio. En su lugar, reseño a continuación algunos  de los Consejos de la OMS para la población, que hoy, 28 de mayo, aparecen en su página web. En algunos puntos, solo dejo el enunciado, en otros, incluyo la explicación. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
  • DEMOSTRADO: Actualmente no existe ningún medicamento autorizado para tratar o prevenir la COVID-19. Aunque están en marcha varios ensayos de medicamentos, hasta el momento no se ha demostrado que la hidroxicloroquina ni ningún otro fármaco puedan curar o prevenir la COVID-19. El uso indebido de la hidroxicloroquina puede provocar graves efectos secundarios y problemas de salud e incluso causar la muerte. La OMS está coordinando los esfuerzos para desarrollar y evaluar medicamentos contra la COVID-19.
  • ¿Hay algún medicamento para prevenir o tratar la infección por el nuevo coronavirus? Por el momento, no se recomienda ningún medicamento específico para prevenir o tratar la infección por el nuevo coronavirus (2019-nCoV). Sin embargo, es necesario atender adecuadamente a las personas infectadas por este virus para aliviar y tratar los síntomas y procurar medidas de apoyo optimizadas a los que presenten síntomas graves. Se están estudiando algunos tratamientos específicos que se probarán en ensayos clínicos. La OMS está ayudando a agilizar las labores de investigación y desarrollo con una serie de asociados.
  • DEMOSTRADO: Añadir pimiento picante a la sopa u otras comidas NO previene ni cura la COVID-19.
  • Las moscas domésticas NO transmiten la COVID-19
  • DEMOSTRADO:Pulverizar lejía u otros desinfectantes sobre el cuerpo o introducirlos en el organismo no protege la COVID-19 y puede ser peligroso.
  • Beber metanol, etanol o lejía NO previene ni cura la COVID-19 y puede ser extremadamente peligroso  
  • DEMOSTRADO: Exponerse al sol o a temperaturas superiores a los 25o C NO previene la enfermedad por coronavirus (COVID-19) 
  • DEMOSTRADO: Puede recuperarse de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Contraer el nuevo coronavirus NO significa que vaya a conservarlo de por vida. 
  • DEMOSTRADO: El hecho de poder contener la respiración durante diez segundos o más sin toser o sentir molestias NO significa que no tenga la enfermedad por coronavirus (COVID-19) o cualquier otra enfermedad pulmonar. 
  • DEMOSTRADO: Beber alcohol no lo protegerá de la COVID19 y podría ser peligroso 
  • El virus COVID-19 puede transmitirse en zonas con climas cálidos y húmedos 
  • El frío y la nieve NO PUEDEN matar el nuevo coronavirus (2019-nCoV) 
  • Bañarse en agua caliente no previene la infección por el nuevo coronavirus  
  • El nuevo coronavirus NO PUEDE transmitirse a través de picaduras de mosquitos 
  • DEMOSTRADO: No deben utilizarse lámparas de luz ultravioleta (UV) para desinfectar las manos u otras zonas de la piel. 
  • REALIDAD: los termómetros sin contacto NO detectan la COVID-19
·     Esta última de propina, dedicada a la cocina mediterránea:
  •  Comer ajo puede ayudar a prevenir la infección por el nuevo coronavirus? El ajo es un alimento saludable que puede tener algunas propiedades antimicrobianas. Sin embargo, no se han obtenido pruebas de que comerlo proteja contra el virus que causa el brote actual.

Nota: Desde el inicio de estas crónicas he incluido los datos diarios de contagiados, fallecidos y curados en España. Los primeros días, allá por marzo, fueron estremecedores: en apenas una semana  pasamos de 9.000 contagiados y 300 fallecidos a 33.089 contagiados y 2.182 muertos. No hago recuento, los datos están ahí. Sin embargo, ya no es posible seguir la secuencia diaria, porque los criterios para contabilizar fallecimientos y contagios cambian más que el viento. Es  lo que explica   por qué algunos datos se repiten o se contradicen.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Crónica Mary McCarthy. 27 de mayo


The Company She Keeps (1942) es una novela de Mary McCarthy, una de las mujeres reseñadas en el libro Sharp. The Women Who Made an Art of Having an Opinion. Me decidí a leerla al saber que Mary McCarthy había logrado con ella su primer éxito y que lo había hecho escandalizando a no pocos de sus contemporáneos. 
La novela está estructurada en varios capítulos independientes en los que Mary McCarthy mezcla elementos autobiográficos y ficticios. Todos comparten a una mujer joven que habla sin complejos de sus relaciones con hombres muy diferentes, desde un marido y un amante a los que quiere pero abandona, un jefe tan arruinado y desastroso como entrañable o un exquisito y snob anfitrión en Manhattan.
Mencionaré  dos de las historias que más me han gustado. La primera se titula The man in the Brook Brothers Shirt  y narra sin reparos la tórrida relación que la joven protagonista entabla con un hombre maduro y desconocido durante dos días de viaje en tren. En la segunda, The Genial Host, la joven explica cómo ha aprendido a participar en las reuniones más sofisticadas y también a opinar respecto a las creaciones de otros (un poema, una foto, un ensayo, un diseño, un coctel) apenas aportando una invisible sugerencia. Sabe que sus interlocutores interpretarán su pequeña crítica (tan ligera que no suma en el resultado final) como una aprobación sin fisuras de todo lo demás. Así, reconoce, se autoengañan los creadores inseguros de sus obras,  creyendo que comparten "todo" con quien apenas  ha añadido una gota al coctel inicialmente bosquejado.
Además de incluir en su novela numerosas, y  no siempre amables, referencias íntimas, McCarthy se atreve a hablar explícitamente de sexo y de mujeres independientes que sufren por ello, pero que valoran y conservan esa independencia por encima de todo, incluido el bienestar material que en su época representaba el matrimonio. Leo que sin su siguiente novela, The Group,  no hubieran existido las resplandecientes protagonistas de la serie Sexo en Nueva York.
Un dato curioso, que una vez más, encaja la piezas de este curioso mundo: los padres de Mary McCarthy fallecieron en 1918 de la “gripe española” tras un largo viaje en tren. Como consecuencia de la tragedia, Mary y sus hermanos padecieron una durísima infancia al cuidado de otros familiares. Pero ella no era una niña cualquiera, adoraba los libros y lograría estudiar en la prestigiosa universidad, entonces femenina, Vassar College. No fue sencillo, pero logró abrirse camino en el mundo intelectual y  literario de Nueva York sin doblegar ni su afilada lengua ni su  independencia.

martes, 26 de mayo de 2020

Crónica Viejas historias. 26 de mayo


Cuando era joven, si me hablaban de algo de hacía veinte años es que ni escuchaba. El pasado era en blanco y negro y yo lo sentía tan diferente a mi realidad presente que ni me paraba a imaginarlo. Las historias de mi madre no eran tan remotas pero a mí me sonaban al pleistoceno en unos años en los que “lo moderno” se imponía en forma de plásticos y tejidos de nailon. Después creces y las décadas se acortan y descubres que los antiguos no lo son tanto y que los seres humanos de todas las épocas nos parecemos. Es más, compruebas que a lo largo de los tiempos se repiten en modo cíclico situaciones si no idénticas sí muy similares.
Así lo hemos visto estos días al volver los ojos a la famosa “Gripe española” de 1918. Ocurrió hace casi un siglo pero la hemeroteca ha guardado fotografías con hospitales de campaña, enfermeras con mascarillas, morgues abarrotadas y noticias sobre ciudadanos asustados y confinados en sus casas. Vaya, te dices, esto me suena, lo de ahora no es nuevo. Por una parte, te consuela saber que la humanidad superó aquella pandemia, por otra te conmueven los errores que entonces se cometieron y, sobre todo, los más de 40 millones de víctimas.
En este tipo de pensamientos me sumerjo hoy al leer una curiosa noticia en El País que rememora otra vieja epidemia, esta vez de Cólera, en el Madrid de 1885. Entonces también hubo restricciones a la circulación de las personas, y manifestaciones de comerciantes que no aceptaban las decisiones gubernamentales, que fueron tachadas por el diario El siglo futuro de “terrorismo epidémico” (otro término para la colección).  Esto, leído hace cuatro meses no nos hubiera dicho nada, hubiéramos pensado que se trataba de una batallita de los viejos tiempos. Hoy es plena actualidad y demuestra que no estaría de más que la historia se revisara de vez en cuando tratando así de evitar repetir  tragedias.
Otro de los errores que menciona esta noticia me ha sorprendido. Y es el que cometió la comunidad científica ignorando las investigaciones sobre  vacunas de Santiago Ramón y Cajal al publicar éste sus investigaciones en español. Nadie en el mundo científico internacional las entendió ni las tuvo en cuenta. Otros investigadores, en inglés y con conclusiones parecidas, sí lograron repercusión. Qué pena me da este país en la esquina de Europa, casi siempre en el furgón de cola de las vanguardias y a la cabeza de las miserias.
Me preocupa la actitud post Fase 1. Parece como si haciéndose eco de aquellos madrileños que pasaban del cólera, los madrileños de ahora hubieran  decidido que total no ha pasado nada y que lo mejor es  llenar las terrazas de alegría y bullicio. No he visto prudencia alguna. Salvo por las mascarillas (situadas en las frentes,  recogidas en el cuello, utilizadas como molinillos… ) todo parece normal ¿Estamos tontos o es que no hemos aprendido nada en 70 días?
Hoy en España: 236.259  total diagnosticados, 27.117 muertos*, 150.376 curados
*Otro cambio en los criterios para contabilizar las víctimas. 

lunes, 25 de mayo de 2020

Crónica Tapas y Fase1. 25 de mayo



Ayer en mi descansillo había unas cintas plateadas, unos taburetes y una mesa con unos aperitivos deliciosos. Faltaban apenas unas horas para que en Madrid se iniciara la tan deseada FASE 1, la que nos permite ya movernos entre municipios dentro de la Comunidad, salir en grupo, visitarnos a domicilio, consumir en las terrazas de algunos bares, acudir a ciertos comercios, comprar lotería, salir de excursión al monte, practicar algunos deportes… Todo con precaución, mascarillas y muuucha paciencia.
Tras 10 semanas seguidas de encuentros con mis vecinos de enfrente, era el momento de celebrarlo. Habíamos comenzado esta aventura nerviosos y estupefactos, acercándonos las viandas con el palo de una escoba y en platos de plástico que luego tirábamos. Fuimos ganando confianza y cada día, tras los aplausos a los sanitarios, preparábamos el terreno: una mesita en el rellano y cada pareja se sentaba en su puerta (más de 4 metros de distancia). Del inicial intercambio de jamón y un poco de queso, pasamos pronto a sumergimos en una extraordinaria y motivadora competición de tapas, dignas algunas de ellas de un concurso en toda regla. Hemos compartido, durante casi 70 días seguidos, ensaladas y ensaladillas rusas, sorbitos de caldos y cremas, embutidos,  alcachofas en numerosas versiones, fideuás, medias noches, sándwiches, gambones al curry, pizzas caseras, pistos variados, tortillas, espárragos, pasteles de pescado, croquetas, mini hamburguesas, chocolate, quesos, vinos, gin tonics... de todo.
Pero lo mejor ha sido que no solo nos hemos reído y relajado, como es natural cuando se “tapea”; lo reseñable es que estas citas de una hora cada día han sido una terapia extraordinaria. Ambas partes hemos hecho un enorme esfuerzo para mantenernos equilibrados, para expresar nuestras dudas e inquietudes, esas que iban evolucionando al compás de  la pandemia.  Hemos tenido tiempo también para especular sobre el futuro, la dichosa “nueva normalidad”. Hemos hablado sobre las  hipotéticas fechas para  el fin de la pesadilla (todas fueron retrasadas). También hemos sabido estos días de tragedias cercanas y ajenas,  de noticias positivas, de soluciones que algunos aplicaban y que no se nos habían ocurrido. Recuerdo cuando aún no teníamos mascarillas y algunas llegaron a mi puerta junto a las viandas; cuando nos desmayamos (literal) impactados por los datos, cuando hablábamos de las personas enfermas, de los grupos profesionales que se quedaban sin trabajo, de las ruedas de prensa, de las medidas adoptadas, del barrio, de los infinitos daños colaterales de esta situación que todavía nos cuesta creer que no sea un mal sueño.
Y mientras, ha crecido nuestro respeto y cariño por quienes viven a nuestro lado. Podemos contar con ellos, ellos saben que cuentan con nosotros. Y es emocionante.
Ayer brindamos por la Fase1 y dimos finalizados los encuentros de descansillo. Lo que hemos vivido estos días, puerta frente a puerta,  es irrepetible y quedará en nuestras retinas como algo excepcional que ya es parte indeleble de nuestras vidas.




         


 ¡Intercambio de bandejas!






Hoy en España: 235.037  total diagnosticados, 28.752 muertos, 150.376 curados

viernes, 22 de mayo de 2020

Crónica Celebración. 22 de mayo

¡Enhorabuena!
Si el mundo no se hubiera parado de repente, si el Covid no hubiera emergido desde no sabemos dónde, ni cómo,  ni por qué ... yo no hubiera escrito ninguna de estas crónicas y hoy estaría en Nueva York, recuperándome del fiestón que hubiéramos dedicado a E. por su graduación  en  la NYU tras su Master en Leyes, con premio extraordinario incluido. 
Si lo miramos con perspectiva global, la nuestra no es más que otra pequeña desilusión entre las infinitas realidades que se han visto truncadas parcial o totalmente  a causa de la dichosa pandemia. Pero escuece. Tragándonos el disgusto, lamiéndonos las heridas y  reconociendo lo afortunados que, aún en esta situación, seguimos siendo, ayer nos vestimos de gala -E con su vestido rojo y el birrete morado de la NYU-  para escuchar, delante de la pantalla,  los discursos de esta peculiar “Virtual Celebration for the Graduating Class of 2020“. Ayer comprobamos, de nuevo, que en estas ceremonias la distancia y las ondas congelan los aplausos, los silbidos y hasta las emociones. Los alumnos, profesores y celebridades que participaron "en diferido" alabaron en sus discursos el esfuerzo académico de estos graduados 2020 y también hablaron de resiliencia (¡todo encaja!) deseando y confiando que su formación  y su energía den frutos en un futuro inmediato, en busca de un mundo mejor.   Le pusieron ganas,  pero se echó en falta el aliento y la energía de los verdaderos protagonistas, los alumnos que brindaban frente a una pantalla.
Mientras recuperamos el mundo real, el que se puede tocar,  felicito en voz alta a E. por el enorme éxito de su graduación y su International Human Rights  Award. Su coraje, su tesón y su talento han destacado en una de las mejores universidades del mundo. Esto sí es hacer marca España …

jueves, 21 de mayo de 2020

Crónica Limpieza de cajones. 21 de mayo

Hacer limpieza de cajones, estanterías y armarios da mucha pereza.  Es una de las cosas a las que mejor aplica el verbo procrastinar, que tan de moda se ha puesto. Porque cuando ya no encontramos el documento que buscamos o cuando el cajón no  cierra, empieza a encenderse la luz roja que nos avisa de que esta vez ya sí, hay que “sanear”. No valen más escusas. No más “procrastinación”

Con el “Quédate en casa” no podemos justificarnos ni escondernos en eso de “en cuando tenga un ratito me meto con la estantería”, no  vale. Tiempo tenemos, lo que nos falta es arrojo para enfrentarnos en frío a esos objetos que,  a veces queriendo y otras de forma descuidada, permanecen como testigos de cargo de nuestras vidas. Ahí están, otra vez, pero más amarillentos, esos viejos listines de teléfono que cada año actualizábamos con los cambios de agenda y que abiertos al azar nos recuerdan a aquellos amigos, compañeros de colegio o simplemente conocidos a los que hace décadas perdimos  el rastro. O esos papelitos en los que un día lejano apuntamos una cita o  envolvieron una golosina deliciosa; también  la bisutería envejecida, los informes médicos; un botón que nunca volvió a su ojal; unas gafas con la graduación inservible; el posavasos de aquel hotel, el bolígrafo sin capuchón o el capuchón sin bolígrafo; la moneda de otro país; el muelle de no se sabe qué; varios clips oxidados, una caja de cerillas, o un mechero de gasolinera….

Los cajones están llenos de melancolía. Por sorpresa, aparecen también algunas fotos, alguna carta, una postal … y  ¡han pasado tantos años! Es entonces cuando  te transportas por unos segundos y sonríes recordando a alguien que ya no está o a ti misma, cuando eras otra. Lo curioso  de estos ratos de limpieza es la dificultad de decidir, por ejemplo,  si ese pendiente que te gustaba tanto, pero que lleva ni se sabe sin pareja, se queda en el cajón, otro año más amnistiado, o le concedes el destino fatal de la papelera.

Muchas cosas, muchos recuerdos, tantos años. Ganas dan de tirarlo todo, ¡borrón y cuenta nueva!

Hoy en España: 233.037  total diagnosticados, 27.940 muertos, 150.376 curados


miércoles, 20 de mayo de 2020

Crónica Bodas. 20 de mayo


Los hijos de los amigos se casan. La vida sigue.
La boda de A y P era para abril 2020. Cuando en marzo empezó la pesadilla creíamos ¡ay, inocentes! que habría margen para superar la pandemia y en la fecha señalada nos pondríamos los tacones. De momento, la ceremonia está aplazada hasta el próximo mes de agosto.  Y no está aún clara la cosa.
Hoy me ha llamado PY, también anunciando  su boda. PY es hija de mis amigos J y P, a quienes  gozo desde hace más de 40 años. A P la conocí en el instituto; nos odiamos al principio y nos quisimos después y para siempre. A su hija PY la conozco desde antes de nacer y me ha hecho ilusión su llamada. Me dice que si las circunstancias lo permiten, se casará en abril 2021.
De pronto se tiende un puente y en 11 meses me imagino con las uñas pintadas, dando besos y bailando en la pista. ¿Será posible? Resulta  alentador  observar que los jóvenes se atreven a proyectar, a imaginar celebraciones y a retar al virus. En este caso, el compromiso es un clásico, una boda, pero da igual, pongámonos metas, pongamos futuro en nuestros tristes calendarios sin fechas en rojo, quizá así conjuremos los malos augurios.  
Mientras llega el 2021 pienso que no apetece nada conformarse con la “nueva normalidad” (otro vocablo para añadir a nuestra lista) anunciada por el Gobierno; lo que la mayoría deseamos es más bien la “vieja normalidad”, con achuchones, besos y hasta empujones. Sin virus, por supuesto.
Con J y P disfrutamos, hace muchos años, unos locos carnavales en el barrio de Malasaña; había tanta gente en la calle que nuestros pies, y no exagero un ápice, apenas rozaban el suelo.  Era una fiesta.

Hoy en España: 232.037  total diagnosticados, 27.778 muertos, 150.376 curados

martes, 19 de mayo de 2020

Crónica El tiempo. 19 de mayo


A estas alturas son 58 las historietas narradas en este humilde Blog. Ya me cuesta acordarme de lo que hice o dejé de hacer durante la excitante (por qué no decirlo) primera semana de confinamiento. Por no hablar de los sentimientos, que han ido balanceándose al ritmo de cifras, ruedas de prensa, noticias, memes, reuniones con Zoom, fases de desconfinamiento, etc. El tiempo ha pasado volando, más deprisa de lo habitual, quizá porque no había hitos para retenerlo.
Se nos ha ido la primavera prácticamente sin pisar la calle,  al tiempo que se han ido sucediendo separaciones,  encuentros, cumpleaños, graduaciones, convalecencias, curaciones, fallecimientos, una semana santa, el uno de mayo, San Isidro, alarma, miedo, distancia social, aplausos, caceroladas … no sigo.
Me pregunto de qué forma estaremos cambiando cada uno de nosotros a lo largo de este extraño paréntesis (excluyo canas y kilos). Al principio había cierto consenso para mejorar, para limar egoísmos y, ya que no había prisa, intentar dar lo mejor de cada uno; después vimos  que quizá no había que hacerse demasiadas ilusiones porque, como bien dice el refrán: “donde no hay mata, no hay patata”.  El siguiente paso en esta singular evolución lo identifico con un violento giro hacia  el individualismo, una especie de “sálvese quien pueda” o “a quien no le guste, ya sabe…”. Como si al estar  en casa solos, o apenas acompañados, alimentáramos nuestras manías a la vez que desatendiéramos  nuestra frágil objetividad. Y todo, claro, pasado por el tamiz de cada circunstancia y personalidad.
Pienso esto hoy porque durante el confinamiento estoy manteniendo una comunicación fluida y enriquecedora con varios amigos,  pero al mismo tiempo otras personas me sorprenden  con una perspectiva muy doméstica de la situación, pues no van, ni quieren ir, más allá de sus ombligos. Y esto último me aburre; de la misma forma que,  a ratos, también me aburro yo a mí misma. Y es que el tiempo, y el verano, se nos está echando encima.

Hoy en España: 231.606  total diagnosticados, 27.709 muertos, 150.376 curados

lunes, 18 de mayo de 2020

Crónica Jóvenes artistas desconcertados. 18 de mayo


Preparando el show... on line.
Ayer fue una noche especial, tuvimos una cita para asistir, cómo no, on line, a la graduación de L en la escuela Juilliard de NY.
Tras cuatro años de duro trabajo, 23 jóvenes bailarines se han topado, como muchos otros, con un fin de fiesta enlatado. Se despidieron en marzo para las vacaciones del trimestre y, sin anestesia, han visto caer sus proyectos uno tras otro. Sus coreografías en grupo, sus exhibiciones en el teatro de la escuela, sus audiciones en busca de trabajo para un futuro profesional que ya había llegado. Todo anulado. CANCELLED!.
La única solución era una ceremonia de graduación por videoconferencia y cada  alumno preparó por su cuenta, y con sus propios medios, un breve video a modo de actuación “fin de curso”. Anoche los vimos uno tras otro.  Sin entrar a comentar lo que me pudo o no gustar de cada uno -los había de muy diferentes texturas-  quisiera subrayar la triste sensación que me invadió al terminar la sesión; cuando observé que había un denominador común en esas perfomancesfaltaban la alegría y el desenfado de la juventud. 
Habían llegado al final de trayecto y lo que transmitían esos 23 jóvenes talentosos, cada uno a su modo, no era júbilo, sino decepción, unida al desconcierto y amargura de esta rara situación. Juntos habían estado cuatro años creando, luchando, sudando, seguramente riendo hasta llorar. Y ahora, la energía del grupo,  la alegría que adivinamos en las clases compartidas, se había evaporado. En sus videos, algunos mencionan a sus compañeros bailando para ellos, otros se pierden en bosques nevados, algunos parecen buscar hacia dentro la inspiración que no llega, uno baila con unos pollos … Y es que, de pronto, están solos.
L. se vistió de rojo.  Tan guapa, creativa y energética como siempre, tuvo que grabar su performance en la escalera de su bloque. Y al verla, me emocionó, porque faltaban aire y luz para alimentar su ilusión. Al final de su video se escucha el chisporroteo de un viejo disco de vinilo al llegar al final y, no se por qué,  me acuerdo de la película Arrebato que mostraba cintas de cine en super 8 que se estropeaban y emitían ruidos parecidos. No sé qué querrá decir. 
A pesar de todo, intuyo que  L. saldrá de su escalera y lo hará hacia arriba. Saltará hasta la azotea para respirar y brillar.
Un poco más tarde, se me ocurrió mirar el periódico para ver, otra vez y aún más amplificada, la algarabía de las cacerolas, las banderas y los insultos… me costó dormir.
Hoy en España: 231.606  total diagnosticados, 27.709 muertos, 149.576 curados

domingo, 17 de mayo de 2020

Crónica Núñez de Balboa. 17 de mayo


Cada día pasan cosas que prefiero ignorar; me malhumoran, me avergüenzan o me desconciertan. Pero en estas crónicas me he propuesto hablar de casi todo, para que más de 60 días en casa no pasen en balde; para que dentro de algún tiempo pueda (si me atrevo) releerlas y recordar, más o menos, los estados de ánimo, las sensaciones y  los hechos que van evolucionando y sucediéndose de forma casi imperceptible -porque todos los días parecen lo mismo- pero al mismo tiempo de forma implacable  -porque estos días no van a volver.
Desde hace ya algunas semanas, mientras  los aplausos a los sanitarios se van apagando, escuchamos elevarse el ruido de las cacerolas. Muchos ciudadanos están enfadados y culpan al Gobierno de Pedro Sánchez de secuestro. Se consideran  arrestados en sus domicilios y claman ¡LIBERTAD!. Un incidente en la Calle Núñez de Balboa, barrio de Salamanca, Madrid (pura zona “nacional”) ha cristalizado las energías de la  extrema derecha para permitirse saltarse “a la torera” la distancia social. Al parecer, la noche del domingo 10 de mayo un grupo de jóvenes del barrio se concentraba en el número 56 de dicha calle con la música a tope. Llegó un furgón policial y procedió a disolverlos. La fiesta coincidía con la cacerolada, creo que impulsada por Vox, que llevaba ya días atronando algunas calles. 
Los vecinos del barrio, siempre tan rebeldes, decidieron que ya estaba bien, que ellos se manifestaban, protestaban y hacían lo que les daba la gana, hasta contagiarse  del Covid, si fuera necesario. Se trataba de ser LIBRES contra el Gobierno “podemita”. Aunque le cueste la vida, a ellos o a sus convecinos. Animan sus protestas con el himno nacional o El novio de la muerte;  las colorean con mascarillas rojigualdas y banderas con el torito y el águila. Y entretienen a la concurrencia destrozando con sus palos de golf las señales urbanas. Entre los mayores, algunos cansados de golpear la cacerola, bajan con el personal de servicio para que mientras ellos comparten momento con sus ilustres vecinos, las mucamas golpeen con buen  ritmo los cacharros.
Estos ciudadanos madrileños me avergüenzan, me obligan a decir bajito que soy de Madrid cuando viajo por España, porque para ellos solo hay una verdad, la suya, una patria y una religión únicas. Son casposos, odian a los “rojos”  y se consideran, curiosamente solo algunos lo son, herederos de los  ganadores. Es para hacérnoslo mirar, que cada vez haya más jóvenes  con gomina, perrito y banderita, que ni siquiera son del barrio pero quieren serlo.
Como muestra, dos frases, recogidas por EL PAIS en una noticia del 14 de mayo Vengo aquí porque estoy hasta las narices. Están haciendo un país de vagos. Y ahora me lo quieren quitar todo”; “Estamos en un sistema dictatorial y sé bien de lo que hablo. Se está aplicando un decreto de alarma que nos prohíbe la libertad”. https://elpais.com/espana/madrid/2020-05-14/la-revolucion-del-1-en-la-calle-nunez-de-balboa-el-gobierno-no-hace-nada-y-pago-mis-impuestos.html
En entornos más moderados también la gente empieza a estar enfadada y quiere salir ¡ya!. Es como si el virus se estuviera desvaneciendo con los aplausos y quisiéramos creer, porque nos interesa, que ya ha pasado el peligro. Hay millones de razones, una por persona, para clamar por el derecho a salir y a  movernos (ese padre, ese hijo que no vemos desde hace dos meses, el negocio parado, la opresión de cuatro paredes…) pero ¿qué tal si aguantamos un poco más?
Mientras, en nombre de la libertad, el respeto por este desgraciado  país, (esa patria que tanto dicen que aman ) ... NI ESTÁ, NI SE LE ESPERA.

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viernes, 15 de mayo de 2020

Crónica San Isidro y los Pichis. 15 de mayo


Mi madre cantaba mucho en casa. Chotis, tangos y cuplés. No lo hacía nada mal. Yo no canto nada, pero gracias a ella conozco la letra de muchas canciones de su época. Algunas con cosecha propia, pues las versiones de mi madre no siempre concordaban con el original.
Hoy, día de San Isidro, me levanto y me encuentro entonando Pichi, es el chulo que castiga, y me acuerdo de mi madre y del acento chulesco-madrileño que utilizaba para contarnos que el chotis se bailaba apretao, sobre  una baldosa. Y al tiempo que tarareo, bajito, la primera estrofa, recuerdo que en febrero fui con mi hermana a ver  Prostitución (dirigida por Andrés Lima, Teatro Español). En ella, Carmen Machi interpretaba esta canción con nuevos acentos que provocaron que, de pronto, nos miramos sin dar crédito. Habíamos escuchado el Pichi cientos de veces. Ninguna de las dos, nunca hasta ese momento,  habíamos reparado en la letrita, que pone los pelos de punta desde el principio hasta el final. 
Leo en Wikipedia que Pichi pertenecía al  repertorio  de Las Leandras, una revista musical estrenada en 1931, con Celia Gámez en el papel principal. Por aquel entonces no sólo no hubo reproches al sórdido mensaje de la canción, sino que fue un exitazo; al parecer ninguna  mujer se dió por ofendida. Algo después, ya en época franquista, repararon en su contendido ¡pero ojo!, no para defender a  las mujeres, sino para eliminar la alusión a Victoria Kent* y sustituirla por “pollito bien”. En la dictadura tenían muy claro que no iban a  dar publicidad una mujer que, entre otros logros feministas, fuera la primera abogada del Colegio de Abogados de Madrid, diputada en la II República y Directora de prisiones. Mejor hablar de pollitos y de pobres prostitutas protegidas por sus “pichis”. 
Mi madre cantaba Pichi en la versión original, con Victoria Kent, y yo no entendía que pintaba esa señora con apellido extranjero en un chotis...
Copio aquí la letra, para “que conste”.
Pichi, es el chulo que castiga
del Portillo a la Arganzuela,
y es que no hay una chicuela
que no quiera ser amiga
de un seguro servidor.
¡Pichi!
Pero yo que me administro,
cuando alguna se me cuela,
como no suelte la tela,
dos morrás la suministro;
que atizándoles candela
yo soy un flagelador.
¡Pichi!
es el chulo que castiga
del Portillo a la Arganzuela,
Es que no hay una chicuela
que no quiera ser amiga
porque es un flagelador.
¡Pichi!!
No reparo en sacrificios:
las educo y estructuro
y las saco luego un duro
pa gastármelo en mis vicios,
y quedar como un señor.

Anda, y que te ondulen
con la 'permanén',
y pa suavizarte, que te den 'col-crém'.
Se lo pués pedir a Victoria Ken (pollito bien)
que lo que es a mí, no ha nacido quién.

Anda, y que te ondulen, con la 'permanén',
y si te sofocas, ¡tómalo con seltz!

Autor(es) · Francisco Alonso (música) Emilio González del Castillo (letra) José Muñoz Román (letra)

*Entrevista a Victoria Kent en 1978.Programa A fondo. https://www.youtube.com/watch?v=Z7GCLShpKJk


Hoy en España: 230.183  total diagnosticados, 27.459 muertos, 144.783 curados

jueves, 14 de mayo de 2020

Crónica Felicidad y evolución. 14 de mayo


Hace unos meses terminé de leer Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad, el Best Seller de Yuval Noah Harari. No comparto todas sus conclusiones pero reconozco mi admiración respecto al modo en  que cuestiona cada uno de los conceptos básicos  de la evolución humana, esos que la mayoría damos por sentado porque así nos lo enseñaron de pequeños y, la verdad, no se nos ha ocurrido refutarlos. Por ejemplo, suele haber consenso general al considerar que el paso del nomadismo al sedentarismo, del hombre depredador al hombre recolector, fue una evolución positiva en todos los sentidos. Harari expone, con un ritmo trepidante, numerosos argumentos que te hacen reconsiderar suposiciones como esta, y, sobre todo, te hace DUDAR.
Estos días de confinamiento he pensado en las dudas de Harari y  recordado algunos de sus planteamientos,  como cuando aborda sin pudor el espinoso tema de la felicidad. Me atrevo a resumir (de memoria) algunos de sus interrogantes: ¿Y todo esto,  es decir la evolución o mejor dicho, el progreso de la humanidad, para qué? ¿Somos más felices los hombres del siglo XXI que los neandertales? ¿Nos ayudan la tecnología y la ciencia a conseguir una sociedad igualitaria o más bien acrecientan la segmentación entre ricos y pobres? ¿Somos mejores ahora que tenemos herramientas para dominar la naturaleza y en consecuencia más tiempo para cultivar nuestro intelecto? Gracias a Harari descubro que el progreso no siempre suma en  positivo.
Volvamos a la felicidad. Sapiens recuerda que aún cuando una buena  parte de la humanidad ha resuelto problemas de salud, dieta y riqueza, la felicidad no ha llegado como consecuencia ¿Por qué? No me atrevo a responder, pero sí a detenerme en alguna de sus conclusiones, como por ejemplo, la que destaca que a partir de un cierto nivel de riqueza el aumento de ésta no aporta nada al nivel de felicidad; o la que explica que muchas de las frustraciones del ser humano están determinadas por un mal cálculo en sus expectativas. Otro enfoque es el de la “Felicidad Química”, que explica como el  nivel de felicidad que cada individuo puede llegar a disfrutrar -independientemente de su entorno- estará condicionado por su código genético. Vamos, la clásica diferencia entre pesimistas y optimistas, “por naturaleza”.
En el contexto de incertidumbres que Sapiens plantea a sus lectores, se enmarca mi inquietud respecto al momento actual. Porque la humanidad afronta uno de esos instantes cruciales que nos desviarán del camino trazado para llevarnos aún no sabemos dónde. La crisis sanitaria, social, política y  económica en la que nos hemos visto inmersos, sin botella de oxígeno,  nos podría hacer mejores, ojala. Pero también podríamos ir a peor.  Lamentablemente, la historia así nos lo demuestra y Harari  lo ha  resumido en su magnifico libro. En recientes declaraciones, hablando concretamente sobre el Covid, apuntala su teoría. Dice “Creo que el mayor peligro no es el virus en sí. La humanidad tiene todo el conocimiento científico y las herramientas tecnológicas para superar el virus. El problema realmente grande son nuestros propios demonios internos, nuestro propio odio, codicia e ignorancia. Da temor ver que la gente no está reaccionando con solidaridad mundial ante esta crisis, sino con odio.(https://www.dw.com/es/coronavirus-el-mayor-peligro-no-es-el-virus-en-s%C3%AD-sino-los-odios-que-surgen/a-53225736).  

Hoy en España: 229.540 total diagnosticados, 27.321 muertos, 143.374 curados

miércoles, 13 de mayo de 2020

Crónica Disparates y Suerte. 13 de mayo.


El Covid 19 es un mal bicho. Ataca a escondidas, no atiende fronteras, escoge a sus víctimas, discrimina por edad y sexo. Lo hace él solito, sin necesidad de instrucciones. A su disposición estamos los humanos, que nos defendemos desde casa, maniatados y a expensas de las decisiones e intereses de los organismos internacionales, los gobiernos, sus líderes y, un poco, nuestros vecinos. Y en estas decisiones sí interviene el factor suerte,  porque desde luego que no es la misma la que tenemos los españoles,  los mejicanos  o los alemanes. Basta con observar algunos datos. México: 10,2% de letalidad; España: 11,9 %,  Alemania: 4,4%.
Entre los muchos disparates que han pasado de ser memes a catástrofes -de nuevo el factor suerte- quiero recordar algunos, para que no se me olviden:
-El desinfectante de Trump. A golpe de tuit se le ocurrió que si el desinfectante funcionaba en la suela de los zapatos, por qué no incluirlo en los tratamientos. Más de uno se bebió la lejía y hubo que hospitalizarlo. Las autoridades tuvieron que avisar a la población para que no tomaran al pie de la letra la gran idea de su presidente. En EEUU, más de 82.000 fallecidos  a fecha de hoy.
-El constipadito de Bolsonaro. Al inicio de la pandemia no pocos hombres de estado, también algunos "expertos", calificaron el coronavirus como gripe leve. Nos lo quisimos creer porque siempre gustan más las noticias cómodas que las catastróficas, pero en Brasil ya sabían cómo estaban evolucionando las cosas cuando su presidente insistía que se trataba tan solo de un constipadito. En Brasil, más de 12.000 fallecidos a fecha de hoy.
-Boris Johnson y el contagiémonos. El primer ministro británico también se lució. Mejor entremos en contacto con el virus e  inmunicémonos todos, que para eso somos el Imperio británico. Le salió tan bien que casi la palma contagiado por el Covid. En el Reino Unido, más de 32.000 fallecidos a fecha de hoy.
-La negligencia del director del Hospital Virgen Macarena de Sevilla.  El 10 de marzo, este “lumbrera” estableció una limitación en el uso de mascarillas de los trabajadores del hospital, porque consideraba que verlas alertaba demasiado a la población. A fecha de hoy, 267 de sus profesionales de baja por contagio en una plantilla de 5.337.
A estas graves irresponsabilidades se añaden fiestas privadas, jóvenes en el parque haciendo botellón o  feligreses acudiendo en grupo a sus lugares de culto en busca de milagros. 
Pero entre todos estos despropósitos me quedo con los protagonizados por la presidenta de la Comunidad de Madrid,  Isabel Diaz-Ayuso. A saber: menús de Telepizza y Coca cola para los escolares sin recursos (“¿A qué niño no le gusta la Coca-cola”?); sus ausencias en reuniones de estado para ir a una misa o a un acto que estima favorable a su imagen; sus posados de fotos en modo doliente;  su total pasotismo de la distancia social cuando se desmanteló IFEMA y lo celebró con una conga para después comentar:  IFEMA ha demostrado que en los hospitales que tienen techos altos los pacientes sanan muy bien". Pero Díaz Ayuso es capaz de rizar el rizo y nos brinda otra frase de auténtica traca: "Este virus se llama COVID-19 porque es coronavirus-diciembre-19. Porque circuló por todas partes desde el mes de diciembre y por eso el nombre de la enfermedad". Mientras, en Madrid van 70.227 positivos, 8.760 fallecidos a fecha de hoy.
Lo dicho, algunos tienen suerte y están en Alemania. Otros en Madrid.

Hoy en España: 228.691 total diagnosticados, 27.104 muertos, 140.823 curados

martes, 12 de mayo de 2020

Crónica Quedar. 12 de mayo


¡Qué pasada hubiera sido que en mi adolescencia/juventud los colegas nos hubiéramos  reunido en cualquier momento y sin movernos de casa!. Aquellos eran otros tiempos y entonces quedar se hacía en firme, es decir, se quedaba con la pandilla de sábado a sábado, normalmente en la misma esquina, a la misma hora. No solía haber cambio de planes porque no era fácil organizar las cadenas de avisos.  El que iba, bien, el que no, pues también. El teléfono se usaba con mesura pues los padres estaban atentos para que no gastáramos y las llamadas eran breves por esa razón y porque normalmente eran escuchadas por el resto de la familia, y no era plan.
Desde hace ya tiempo, con los móviles y sus aplicaciones estamos localizados en todo momento y  nuestros contactos saben incluso si hemos o no leído sus mensajes instantáneos. Es fabuloso,  aunque a veces también cansa.  
En el Estado de Alarma, las quedadas por WhatsApp o Zoom nos están permitiendo quedar con los amigos y mantener conversaciones en grupo desde casa. Otra maravilla que está aliviando del aislamiento y casi nos hace creer que seguimos nuestras  vidas como si tal cosa.
Yo me pregunto si cuando pueda moverme sin normas ni fases volveré a ser capaz de arreglarme, salir de casa con antelación, coger el metro o el autobús, tragarme un atasco y algún empujón, quizá un chaparrón,   para  dedicar un rato a charlar en un bar con los amigos, para ir a un concierto o ver una exposición.  Me pregunto si volveré a ir de compras callejeando sin rumbo y mirando escaparates para al final encapricharme de algo que no necesito. ¿Merecerá la pena salir de casa si todo eso puedo hacerlo hoy en zapatillas y casi sin peinarme?
Quiero pensar que no, que no es lo mismo una reunión múltiple en videoconferencia que una charla alrededor de una mesa (¡los coros del cumpleaños feliz suenan fatal en la pantalla múltiple!);  que tocar un tejido o probarse unos zapatos añade gusto a las compras;  qué el teatro me gusta tanto porque es aquí y ahora, con su público concreto (aunque tosa), con sus carreras para no llegar tarde y la tertulia de comentarios a la salida. 
Me gustan muchas cosas de la vida, la vida de antes; también me están gustando algunos matices de la vida sin prisas, esta de ahora. Pero me propongo esforzarme para seguir tolerando las incomodidades del viaje, disfrutarlo si puedo elegir cuándo, dónde y cómo.

Hoy en España: 228.030  total diagnosticados, 26.920 muertos, 138.980 curados

lunes, 11 de mayo de 2020

Crónica Peluquerías. 11 de mayo


Las peluquerías -quizá porque se consideran territorio de predominio femenino- han sido objeto de numerosísimos memes durante estas ¡8 semanas! de confinamiento. En el primer Estado de Alarma, allá por el 14 de marzo, fueron clasificadas servicio esencial y podían estar abiertas. No parecía sensato y el Gobierno rectificó enseguida, pero las bromas ya habían invadido las redes. Por aquel entonces, aún estábamos para bromas. Poco después nos dimos cuenta de que los tintes se apagaban, los flequillos se desigualaban y las videoconferencias eran crudos testigos de nuestra desarreglada imagen. Nada podíamos hacer, salvo algunos apaños caseros con resultados digamos que, variados.

Hace 10 días se autorizó -con limitaciones de aforo, obligatoriedad de uso mascarillas, etc.- la apertura de las pelus.  Tras reservar  hora,  me he plantado esta mañana en mi peluquería de siempre, en mi barrio. Lo cierto es que esperaba una situación tipo película de Almodóvar, con algún absurdo que después pudiera contar aquí. Pero no, todas, tanto peluqueras como clientas (3 por el aforo) no hemos  dejado de hablar de lo mismo, el confinamiento. Y como no, hemos visitado los mismos lugares comunes y manifestado la resignación ya habitual. Algunas estaban más asustadas, otras menos. Había quien se declaraba estricta cumplidora de las normas y también la se mostraba un poco más desafiante permitiéndose alguna acción “fuera de la ley” como salir a correr unos minutos antes de las ocho o invitar a sus hermanas a cenar a su casa (de tapadillo).   
La verdad es que salvo el tema, que ya cansa un poco, y que no había revistas de cotilleo, me he sentido igual que siempre y sin sensación de riesgo. También como siempre, estaba deseando acabar y pasar cuanto antes el mal trago de  mirarme al espejo con los pelos a medias. Al salir, de nuevo tenía ganas de refugio en casa, porque la mascarilla es verdaderamente antipática y de ninguna forma se integra en el paisaje cotidiano.
Y un bravo para mis peluqueras de siempre, animosas y dispuestas, reinventándose con sus batas, los guantes, la lejía y demás artilugios. Apenas han recibido instrucciones, pero ahí están, otra vez al pie del cañón, aguantándonos y poniéndonos guapas.
Hoy en España: 227.426  total diagnosticados, 26.744 muertos, 137.139 curados