Aquí van pensamientos, reflexiones, ideas sugeridas por el mundo que me rodea .... para compartir [LauraCA]



martes, 8 de febrero de 2022

¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?

Principiantes. Raymond Carver. Dirigida por Andres Lima. Adaptada por Juan Cavestany
e interpretada por  Mónica Regueiro, Javier Gutiérrez, 
Vicky Luengo y Daniel Pérez Prada
  

No me atraía demasiado la otra tarde asistir a una representación teatral que sabía protagonizada por unos seres substancialmente desgraciados, empapados de alcohol, solos incluso estando acompañados, desencantados y atormentados en su inquebrantable búsqueda de la felicidad, el amor o la mera supervivencia. Pero me había comprometido y era una de las obras “para ver” de la temporada, con actores de prestigio y los directores más actuales. De modo que allí estaba, en la fila cuatro, preparada para el tedio e incluso predispuesta a experimentar cierto rechazo. Porque casi nunca apetece contemplar, aunque sea como mero espectador, dramas cotidianos que, sin ser nuestros, no pocas veces nos resultan más cercanos de lo que quisiéramos reconocer; nos incomodan.

Así de mustio  era mi ánimo al acércame a los Teatros del Canal para presenciar «Principiantes», basada en relatos del norteamericano Raymond Carver, con adaptación de Juan Cavestany y dirección de  Andrés Lima. Sobre las tablas: Javier Gutiérrez, Mónica Regueiro, Daniel Pérez Prada y Vicky Luengo. 

Anticipo el final (¡spoiler!):  una representación magnífica. Por su puesta en escena, por la adaptación de la novela al teatro, por su música e iluminación y,  sobre todo, por la sincera y emocionante interpretación que cada uno de los actores hace de los áridos textos de Raymond Carver. Salgo del teatro convencida de haber asistido a una gran jornada teatral. Estoy sorprendida y también satisfecha de haber tenido la oportunidad de acercarme y entender siquiera un poco las  tormentas de Raymond Carver.

La trama:  dos parejas alrededor de la mesa en una cocina. Una, joven, reciente, ilusionada; la otra, más madura, con crudos  ayeres sobre sus espaldas. Beben, hablan, lloran, ríen, bailan…,  durante toda una tarde mientras la luz del día se va agotando, igual que sus pasiones, sus ilusiones y sus arrebatos ¿Dónde está el atractivo para el espectador? Difícil de expresar, pero lo cierto es que cada uno de los personajes nos conmueve, porque de alguna forma ya les conocemos;  hemos hablado, reído, llorado y bebido con ellos en algún instante de nuestras vidas: Herb, un cirujano divorciado, con tendencias suicidas y de vuelta de casi todo; Terry, su mujer, resignada a los arrebatos de Herb, pero también comprensiva, recordando con amor, a pesar del maltrato recibido, a  su  primer marido, quien se suicidaría fatalmente tras perseguir a Terry y a Herb. Laura, joven, enamorada; su nivel de alcohol va subiendo conforme su confianza se va desintegrando y  su inocencia se desvanece entre lágrimas  al tiempo que los sarcasmos de Herb se apoderan del ambiente. Y Nick, pareja de Laura, el narrador que nos permite asomarnos a la estancia donde todo transcurre, o mejor dicho, donde todo se habla y se bebe, porque pasar,  en realidad no pasará casi nada. Al final, todos llorados, de alguna forma desahogados, los cuatro, aferrado cada uno a su pareja como si de una tabla de salvación se tratara,  se irán a cenar;  mañana seguirán buscando el amor mientras acarrean la cotidianidad de sus vidas.

Porque de amor se habla en este relato/drama. De amor recién estrenado, de amor fracasado, de amor carnal, de amor equivocado, de amor agotado, de amor simulado. Pero el estremecimiento lo provoca Herb cuando cuestiona la verdadera esencia del amor,  cuando interpela a los otros tres preguntando ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? Herb ha pensado mucho en el amor, se nota. Se ha preguntado ¿A dónde va el amor cuando dejamos de querer, cuando el amor se acaba?  y  ha meditado sobre cómo es posible agotar un amor y después empezar uno nuevo con toda la fuerza del mundo, como si fuera el primero. Le gusta observar a las personas, a las parejas y tiene numerosas oportunidades en el hospital donde trabaja. Relata aquí una historia tan tierna que casi la vemos flotar como un oasis de amor sobre las dramáticas secuencias que desgranan los  cuatro personajes en la tremenda borrachera que alcanzarán al final de la obra (de la tarde). Es la historia de dos ancianos que han tenido un accidente de coche y se han salvado de milagro. Han tenido una vida sencilla, en un rancho. Nadie repararía en ellos en las calles de cualquier ciudad y sin embargo, cuenta Herb, han vivido juntos toda la vida, se han tenido el uno al otro toda la vida, han bailado cuando no había nada que hacer ni nadie con quien hablar, no pueden vivir ni entender la vida el uno sin el otro … ¿Es eso el verdadero amor?  ¿Así, tan sencillo?